La nueva realidad histórica que representa el siglo XVII, tiene también su traducción en la escultura, monumental y naturalista, aunque su evolución sea algo más tardía que en el resto de las artes. A nivel general, la escultura barroca es la del movimiento y el realismo pictorialista, manifestado desde distintas premisas: la ampulosidad de la corte papal, el clasicismo de la Francia versallesca y la imaginería española contrarreformista.Los temas cultivados son, como es lógico, principalmente religiosos: apoteosis gloriosas de santos o escenas de martirio y éxtasis que tienen como propósito conmover al espectador y destacar el triunfo de la Fe sobre la herejía o el error. Pero la exaltación de lo humano y del carácter heroico encuentra también expresión en la abundante escultura funeraria y en los retratos ecuestres. Al servicio del poder y como complemento a los jardines y el urbanismo de época, aparece también, especialmente en Francia, la escultura mitológica.Los soportes proceden de la tradición renacentista. Papas y reyes prefirieron en sus encargos el mármol, que adquiere calidades plásticas al pulimentarse en extremo. En España, se desarrolla la tradición imaginera con estatuas de madera policromadas y estofadas que, en retablos y pasos procesionales ejercen el catecismo proclamado por Trento a través de órdenes monásticas como la de los jesuitasESCULTURA EN ITALIA.Desarrollada en torno a la Iglesia y a las actuaciones urbanas de los Papas, cuyo objetivo será convertir Roma en cabeza visible de la humanidad cristiana.Sobresale la actividad de BERNINI, para quien la escultura es la expresión de la historia de la humanidad, algo que aplica a la Iglesia porque es el instrumento para la salvación de los hombres; al Estado, en tanto que instrumento para conseguir la felicidad terrenal; y al Arte, que permite hacer visibles las creaciones de la imaginación.Bajo estas premisas desarrolla una escultura destinada a impactar emocionalmente, a través de un juego estético preconcebido: la proyección espacial de sus obras, el sentido escenográfico de las mismas, la distorsión de sus formas, el modelado de las superficies y un extraordinario virtuosismo.Realiza numerosísimas obras escultóricas, de carácter mitológico: Apolo y Dafne; religioso: Éxtasis de Sta. Teresa, Cátedra de S. Pedro; urbano: Fuente de los Cuatro Ríos, etc. Fue también un excelente retratista, el realizado para Luis XIV en París fue decisivo para extender su influencia por toda Europa, que perdurará hasta bien entrado el siglo XVI.Junto a Bernini, destaca la actividad de dos artistas menores: Algardi, sucesor de Bernini en las obras papales, debe mucho al estilo de su maestro; y Duquesnoy, de origen flamenco, lleva a cabo obras de enorme clasicismo, más estático y solemne que Bernini. Ejem. San Andrés, en S. Pedro del Vaticano.ESCULTURA EN FRANCIA.Al contrario que en Italia donde tiene un alto componente religioso, la escultura francesa estará claramente al servicio del poder civil -realeza y aristocracia-, con clara función de exaltación y propaganda. Desde la Academia Real se diseñarán una serie de normas estrictas que hacen bastante homogénea la estatuaria barroca en Francia:- Predominio del mármol sobre el bronce, gusto por la temática retratística, aplicación de la escultura a suntuosos mausoleos y uso frecuente de los asuntos mitológicos.
ESCULTURA EN ESPAÑA.Mientras en Italia y Francia se desarrolla una escultura inspirada en Bernini, en mármol y bronce, con amplio uso de la mitología y la alegoría, en España se desarrolla la escultura en madera policromada de tradición manierista (Berruguete).Su temática es esencialmente religiosa, procurando acercarse a la iconografía propuesta por Trento, cuya finalidad consistía en despertar la sensibilidad del creyente para que sienta las imágenes como elementos integrantes de su vida cotidiana.La costumbre de sacar las imágenes en procesión determina la creación de un tipo de escultura procesional de carácter narrativo y exento, muy popular y abundante desde el siglo XVII. El deseo de realidad en estas imágenes obliga a renunciar progresivamente al estofado, que es sustituido paulatinamente por una vistosa policromía y elementos postizos: ojos de cristal, pelo, lágrimas de cera, etc. En el desarrollo de los centros de actividad de la escultura barroca intervino el protagonismo de ciertos artistas que irradiaron su influencia a zonas determinadas de nuestro país: Gregorio Hernández, en Valladolid; Martínez Montañés, en Sevilla; Alonso Cano, en Granada y Francisco Salzillo, en Murcia.Gregorio Hernández.Su actividad se enmarca principalmente en un doble contexto: el establecimiento de la Corte en la capital vallisoletana (aumento de la clientela benefactora) y el sobrio fervor religioso de la sociedad castellana. Formalmente trabaja sobre todo la madera, concediendo especial importancia al tratamiento anatómico de sus personajes, así como a los efectos de dolor y patetismo que consigue mediante la profusión de detalles. Sobresalen sus cristos: Ecce homo, y sus populares inmaculadas.Martínez Montañés.Frente al patetismo de lo castellano, representa la serenidad y el clasicismo que entronca con la tradición renacentista. Sus imágenes, aun pasionales, destacan por su dulzura y delicadeza: Cristo de la Clemencia, Inmaculadas.Entre sus discípulos sobresale Juan de Mesa.Alonso Cano.Recoge la influencia de lo sevillano, dotando a sus esculturas de una belleza serena ideal. Frente a él, Pedro de Mena aporta la expresión contenida en sus imágenes.Francisco Salzillo.A comienzos del XVIII la ciudad de Murcia conoce una etapa de abundancia económica debido principalmente al comercio de la seda. En este contexto se termina la fachada de la catedral, se realizan numerosas iglesias y aparece la figura de Salzillo, como continuador de la tradición imaginera en el marco de un siglo de profunda crisis creativa. Su estilo es muy personal, dulcificando los modelos del XVII e introduciendo aspectos de procedencia italiana (Nicolás Salzillo), que lo sitúan a caballo de un arte más rococó. Ejem: Belén, Pasos procesionales (Oración del Huerto, etc.). Taller de gran influencia en la región del sureste: Albacete: Roque y José López.
ESCULTURA EN ESPAÑA.Mientras en Italia y Francia se desarrolla una escultura inspirada en Bernini, en mármol y bronce, con amplio uso de la mitología y la alegoría, en España se desarrolla la escultura en madera policromada de tradición manierista (Berruguete).Su temática es esencialmente religiosa, procurando acercarse a la iconografía propuesta por Trento, cuya finalidad consistía en despertar la sensibilidad del creyente para que sienta las imágenes como elementos integrantes de su vida cotidiana.La costumbre de sacar las imágenes en procesión determina la creación de un tipo de escultura procesional de carácter narrativo y exento, muy popular y abundante desde el siglo XVII. El deseo de realidad en estas imágenes obliga a renunciar progresivamente al estofado, que es sustituido paulatinamente por una vistosa policromía y elementos postizos: ojos de cristal, pelo, lágrimas de cera, etc. En el desarrollo de los centros de actividad de la escultura barroca intervino el protagonismo de ciertos artistas que irradiaron su influencia a zonas determinadas de nuestro país: Gregorio Hernández, en Valladolid; Martínez Montañés, en Sevilla; Alonso Cano, en Granada y Francisco Salzillo, en Murcia.Gregorio Hernández.Su actividad se enmarca principalmente en un doble contexto: el establecimiento de la Corte en la capital vallisoletana (aumento de la clientela benefactora) y el sobrio fervor religioso de la sociedad castellana. Formalmente trabaja sobre todo la madera, concediendo especial importancia al tratamiento anatómico de sus personajes, así como a los efectos de dolor y patetismo que consigue mediante la profusión de detalles. Sobresalen sus cristos: Ecce homo, y sus populares inmaculadas.Martínez Montañés.Frente al patetismo de lo castellano, representa la serenidad y el clasicismo que entronca con la tradición renacentista. Sus imágenes, aun pasionales, destacan por su dulzura y delicadeza: Cristo de la Clemencia, Inmaculadas.Entre sus discípulos sobresale Juan de Mesa.Alonso Cano.Recoge la influencia de lo sevillano, dotando a sus esculturas de una belleza serena ideal. Frente a él, Pedro de Mena aporta la expresión contenida en sus imágenes.Francisco Salzillo.A comienzos del XVIII la ciudad de Murcia conoce una etapa de abundancia económica debido principalmente al comercio de la seda. En este contexto se termina la fachada de la catedral, se realizan numerosas iglesias y aparece la figura de Salzillo, como continuador de la tradición imaginera en el marco de un siglo de profunda crisis creativa. Su estilo es muy personal, dulcificando los modelos del XVII e introduciendo aspectos de procedencia italiana (Nicolás Salzillo), que lo sitúan a caballo de un arte más rococó. Ejem: Belén, Pasos procesionales (Oración del Huerto, etc.). Taller de gran influencia en la región del sureste: Albacete: Roque y José López.
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