"La grandeza del hombre es que es un puente y no un fin", FRIEDRICH NIETSCHE.

viernes, 9 de diciembre de 2011

VOCABULARIO


ENTABLAMENTO. Estructura horizontal y sustentada de un edificio, que sirve para su cubrición. En el orden clásico estaba compuesto por tres elementos: arquitrabe (o sistema de vigas), friso (elemento decorativo) y cornisa (saliente del edificio para proteger al anterior). Su forma resultaría de la petrificación de los primitivos templos de madera y con posterioridad fue utilizado en la arquitectura grecolatina y en todas las basadas en aquélla. Con el tiempo se utilizó también como elemento decorativo sobre los paramentos, para simular el clasicismo arquitectónico. Ejemplo significativo puede ser el entablamento que cubre el Partenón de Atenas, realizado en a mediados del siglo V aC., de orden dórico y decorado con metopas de la gigantomaquia, la amazonomaquia, la centauriomaquia y la Guerra de Troya.




COLUMNA. Elemento constructivo de carácter sustentante y de apoyo, generalmente de forma cilíndrica y sección circular, compuesta por tres elementos: BASA, parte inferior que tiene como función servir de punto de apoyo; FUSTE, elemento cilíndrico que determina la altura de la columna; y CAPITEL, parte superior de la columna que pone en relación el fuste con el arquitraba o el arco que sustenta. Suele estar decorado en relación con el orden al cual pertenece.

Las columnas son casi tan primitivas como la propia arquitectura y resultarían de petrificar los primitivos soportes de troncos de madera. Resultan por tanto elementos que ponene en relación la construcción con la propia naturaleza, de ahí que sus decoraciones se inspiren generalmente en motivos vegetales: papiros, acantos, etc. Las encontramos en los templos de las primeras pirámides egipcias y hasta la actualidad, aunque se sistematizan a partir de los órdenes clásicos definidos en Grecia y Roma: dórico, jónico, corintio, toscano y compuesto.

Pueden ser macizas o realizadas mediante piedras de secciómn cilíndrica denominadas tambores.








ÉNTASIS. Engrosamiento intencionado del fuste de la columna a fin de corregir defectos ópticos de perspectiva. Generalmente se hacía en mitad inferior de la columna y equivalía a una trigésima parte del diámetro inferior del fuste.
Se trata de uno de tantos elementos con los que el arquitecto griego intenta conseguir la perfección visual de sus edificios, cuyo ejemplo más significativo lo encontramos en los “refinamientos ópticos” del Partenón. Heliodoro de Larisa lo resume así en su obra Óptica del siglo I aC.: “El objetivo de un arquitecto es dotar a su obra de una apariencia proporcionada y recurrir en lo posible a los medios correctivos de la ilusión óptica”.
La utilización del éntasis será habitual en las arquitecturas de inspiración clásica: Roma, Renacimiento, Neoclasicismo…



ESTILOBATO. En los templos griegos, es la plataforma sobre la que se asienta la columnata y la cella. Constituye la parte superior del crepídoma, estructura de tres escalones que rodea el templo y sirve de base y cimentación al edificio. Los dos escalones inferiores se denominan estereóbato.
Se regulariza a partir de la época clásica y, en general, perdura hasta la época romana, donde es sustituido por un pódium y una escalinata frontal.


FRONTÓN. Remate o coronamiento triangular de las fachadas principales de los templos griegos, producido por una cubrición en tejado a dos aguas. Los límites del mismo son el geison (la moldura de coronación del entablamento) y las simas (las molduras en rampa del tejado a dos aguas). En su interior define un espacio cerrado utilizado para la decoración escultórica, denominado tímpano o pedimento.
Como motivo arquitectónico o decorativo será utilizado en todas las arquitecturas de inspiración clásica.



KORÉ. Representación de mujer joven vestida característica de la época arcaica griega. Al igual que los Kouroi masculinos, las korai poseen un sentido genérico y ambiguo. Son estatuas de feminidad, representadas en la flor de la vida que adquieren múltiples funciones: son imágenes adecuadas para representar a una diosa –generalmente Atenea-, pueden ser exvotos agradables para la divinidad, representaciones de imágenes para una tumba, a símbolos identificativos de una ciudad, de un linaje familiar o de una victoria. Las esculturas de esta época fueron obra de talleres, cada uno de ellos con rasgos y peculiaridades propias. Afán primordial en todos ellos fue animar la piedra inerte y conquistar la expresión de actitudes primarias; en el caso de la koré, la quietud y la insinuación. Todas ellas son figuras arquetípicas, volumétricas y de gran geometrismo; acusan una pronunciada frontalidad y destaca sobremanera el tratamiento de unos rostros estereotipados de ojos globulares y sonrisa enigmática. Los modelos femeninos, son de menor tamaño del natural, evolucionando desde las formas más austeras de la Dama de Auxerre (s. VII aC.), hasta las más insinuantes de la koré del Peplo o las korai del museo de la Acrópolis.


NAOS. Literalmente, del griego “habitación”. En los templos griegos es la cámara destinada a la imagen escultórica de la divinidad, con o sin columnas que la dividan en naves, y sin más vanos que la puerta de acceso,. Se denomina también cella.


OPISTÓDOMOS. En el templo griego, es la parte opuesta a la pronaos, que podía consistir en una sala sin comunicación con la naos o en un atrio simétrico a aquél (epinaos). Hacía las veces de tesoro del templo o lugar donde se depositaban los exvotos.


ORDEN. Es el conjunto de elementos arquitectónicos articulados para formar una unidad orgánica, según un sistema canónico, que atiende a la regularidad y distribución de dichos elementos. En la antigua Grecia se distinguen tres órdenes: dórico, asociado a la Grecia continental y el sur de Italia, el jónico, asociado a las costas de Asia Menor, ambos surgidos en la época arcaica, y el corintio, aparecido en la época clásica.
Desde el punto de vista constructivo se distinguen dos aspectos: la parte sustentante de disposición vertical, formada por la columna, con distintos elementos según los órdenes, y la parte sustentada o entablamento, constituido por tres elementos diferenciados según el orden: arquitrabe, friso y cornisa.


PALESTRA. En la Grecia clásica es el lugar destinado a los ejercicios pugilísticos y gimnásticos en general. A fines del siglo IV aC. adoptó la forma de patio cuadrangular anexo al gimnasio, convirtiéndose pronto en el centro del mismo.


PERISTILO. Cuerpo de columnas que rodea la cella de un templo griego.


PRONAOS. En el templo clásico, es la estancia o pórtico que precede a la cella y desde donde se da acceso a la misma.


THOLOS. En la antigua Grecia, templos circulares cubiertos con techumbre cónica, asociados a los principales santuarios de la Hélade: Delfos, Epidauro, Olimpia. Según el arquitecto romano Vitrubio podían ser de dos modos: monópteros, sin cella y con un espacio abierto tras la columnata y perípteros, con cella y rodeados de columnas.

martes, 6 de diciembre de 2011

VOCABULARIO


CANON. Es una palabra de origen griego que significa “regla” y es empleada en la Historia del Arte como el conjunto de normas preceptivas para la buena ejecución de una obra. El origen de esta consideración artística tendría lugar en la Grecia clásica, donde el escultor Policleto escribió un tratado con esta denominación ejemplificado por la escultura del Doríforo. En dicho tratado, Policleto establecía las adecuadas proporciones matemáticas entre las distintas partes del cuerpo humano para conseguir un modelo de belleza armónica e ideal.

CONTRAPPOSTO. Voz italiana que significa la manera de disponer armónicamente las partes del cuerpo humano, especialmente cuando algunas se hallan en movimiento o tensión estando sus simetricas en reposo. Fue muy frecuente en la escultura griega del siglo IV a.C., liberándola de este modo de la ley de frontalidad.Posteriormente, el contrapposto fue muy utilizado por los artistas manieristas.

jueves, 24 de noviembre de 2011

UD 9. Aportaciones del primer arte cristiano: la basílica. La nueva iconografía.




La arquitectura. La basílica.Durante el periodo de clandestinidad tiene sus primeras manifestaciones en las catacumbas, sin que puedan ser consideradas edificaciones en sentido estricto. Pero es a partir del siglo IV (tras el Edicto de Milán del 313 que toleraba la religión cristiana) cuando se plantea por vez primera la necesidad de contar con un edificio propio para la celebración del ritual litúrgico. La ausencia de ejemplos precedentes conduce a la utilización del modelo basilical como prototipo para el nuevo templo cristiano. No debe extrañarnos, considerando sus posibilidades funcionales y simbólicas.La basílica se concebía como un edificio longitudinal de planta rectangular, dividido en naves separadas por columnas, al fondo de la central –siempre más alta y ancha- se disponía el ábside para el altar. Desde el punto de vista funcional, la basílica permitía la compartimentación de los espacios siguiendo la jerarquización cristiana: obispo, presbíteros, diáconos, laicos y mujeres; desde el punto de vista ideológico, la planta rectangular se convertía en recuerdo de la Jerusalén Celeste apocalíptica y la distribución de las naves en la vía de salvación que propone el cristianismo y en imagen de la cruz, símbolo de Cristo. Se conseguía así una doble combinación ética-estética que daba lugar a una “arquitectura moralizada”, en la que intervenían de igual modo el arquitecto y el teólogo, muy alejada de los antiguos templos de las celebraciones paganas.En Occidente se construyen durante el siglo IV las basílicas de S. Juan de Letrán y S. Pedro del Vaticano, totalmente remodelada la primera en época barroca y derribada la segunda durante el Renacimiento para construir una nueva. Al siglo V, durante el pontificado de Sixto III, pertenecen las basílicas de Santa María la Mayor, Santa Sabina o San Pablo.En Oriente, el alejamiento de Roma da lugar a modelos políticos y culturales cada vez más independientes. Además, la proximidad de los lugares santos se traduce en edificios innovadores que expresen la magnificencia del lugar sobre el cual se asientan. Tal es el caso del edificio del Santo Sepulcro en Jerusalén donde se combinan el concepto basilical con el principio del mausoleo circular para expresar un axioma moral. Del mismo modo el monasterio de San Simeón el Estilita, responde a un criterio de síntesis entre lo longitudinal y lo central que da lugar a arquitectura muy compleja sin apenas continuidad en ejemplos posteriores.Las artes figurativas. El nuevo repertorio iconográfico.Surge como manifestación estética del Cristianismo a partir del desarrollo de éste como consecuencia de la crisis del siglo III, que implica la ruralización de la economía, el caos político y la crisis de unos valores tradicionales en una época de miedos, guerras y enfermedades que favorece la proliferación de las supersticiones, el misticismo y la creencia en religiones como la cristiana que participan de un futuro mejor de salvación para sus fieles.

Por eso, frente al arte clásico que es reflejo del equilibrio, la perfección y el antropocentrismo racional, el nuevo arte es idealizado, simbólico y expresivo, en un intento por significar la presencia divina. Es cierto que desde el punto de vista formal se mantienen muchos recursos y soluciones técnicas del arte romano y griego, pero su intencionalidad difiere mucho de ser la de reafirmar la realidad del hombre, concibiéndose como un arte ideográfico e intelectual a partir del cual es posible alcanzar la salvación cristiana. Lo cierto es que el arte paleocristiano no depende absolutamente del arte romano, pero tampoco supone una ruptura definitiva respecto a aquel, de ahí que algunos historiadores hayan hablado de él como de un “arte romano bautizado”.

La arquitectura. La basílica.

Durante el periodo de clandestinidad tiene sus primeras manifestaciones en las catacumbas, sin que puedan ser consideradas edificaciones en sentido estricto. Pero es a partir del siglo IV (tras el Edicto de Milán del 313 que toleraba la religión cristiana) cuando se plantea por vez primera la necesidad de contar con un edificio propio para la celebración del ritual litúrgico. La ausencia de ejemplos precedentes conduce a la utilización del modelo basilical como prototipo para el nuevo templo cristiano. No debe extrañarnos, considerando sus posibilidades funcionales y simbólicas.

La basílica se concebía como un edificio longitudinal de planta rectangular, dividido en naves separadas por columnas, al fondo de la central –siempre más alta y ancha- se disponía el ábside para el altar. Desde el punto de vista funcional, la basílica permitía la compartimentación de los espacios siguiendo la jerarquización cristiana: obispo, presbíteros, diáconos, laicos y mujeres; desde el punto de vista ideológico, la planta rectangular se convertía en recuerdo de la Jerusalén Celeste apocalíptica y la distribución de las naves en la vía de salvación que propone el cristianismo y en imagen de la cruz, símbolo de Cristo. Se conseguía así una doble combinación ética-estética que daba lugar a una “arquitectura moralizada”, en la que intervenían de igual modo el arquitecto y el teólogo, muy alejada de los antiguos templos de las celebraciones paganas.

En Occidente se construyen durante el siglo IV las basílicas de S. Juan de Letrán y S. Pedro del Vaticano, totalmente remodelada la primera en época barroca y derribada la segunda durante el Renacimiento para construir una nueva. Al siglo V, durante el pontificado de Sixto III, pertenecen las basílicas de Santa María la Mayor, Santa Sabina o San Pablo.

En Oriente, el alejamiento de Roma da lugar a modelos políticos y culturales cada vez más independientes. Además, la proximidad de los lugares santos se traduce en edificios innovadores que expresen la magnificencia del lugar sobre el cual se asientan. Tal es el caso del edificio del Santo Sepulcro en Jerusalén donde se combinan el concepto basilical con el principio del mausoleo circular para expresar un axioma moral. Del mismo modo el monasterio de San Simeón el Estilita, responde a un criterio de síntesis entre lo longitudinal y lo central que da lugar a arquitectura muy compleja sin apenas continuidad en ejemplos posteriores.

Las artes figurativas. El nuevo repertorio iconográfico.

Los dos primeros siglos del Cristianismo se caracterizan por la ausencia de representación de imágenes de culto, siguiendo el iconoclastismo expresado en el Antiguo Testamento y la opinión de autores como Tertuliano, para quienes las imágenes constituyen un “adulterio de la verdad”. A partir del siglo III, coincidiendo con la difusión de la religión cristiana comienzan a aparecer las primeras muestras iconográficas en escultura y pintura.
Las manifestaciones escultóricas se vinculan a los frontales de sarcófagos, que conocen un notable desarrollo como consecuencia de la importancia que adopta para el cristiano la muerte como tránsito hacia una vida mejor. Las imágenes de estos sarcófagos son por ello transmisoras de un mensaje de fe y esperanza sobre la vida inmortal, aunque en muchas ocasiones sean deudoras de la técnica y el estilo de la estatuaria clásica romana. Se observa además en ellos una interesante evolución desde los sarcófagos de strygilos, a la organización en friso con una imago clipeata (retratos enmarcados por un clípeo) central o cobijando las escenas y figuras sobre arquitecturas clasicistas.
Las manifestaciones pictóricas se asocian frecuentemente a las catacumbas, cuyas imágenes guardan relación con las verdadera vida: aquella que aguarda tras la muerte, una vez alcanzada la justicia divina. En un primer momento mediante signos ambiguos, como el pez, el pavo real, la vid... que sugieren una interpretación religiosa, o el crismón, que se identifica con las iniciales de Cristo; más tarde, con alegorías mediadoras entre el cielo y la tierra, como el Buen Pastor; finalmente mediante imágenes más conceptuales –como la Orante- que se identifica con la propia Iglesia como medio para la salvación de las almas.
Los dos primeros siglos del Cristianismo se caracterizan por la ausencia de representación de imágenes de culto, siguiendo el iconoclastismo expresado en el Antiguo Testamento y la opinión de autores como Tertuliano, para quienes las imágenes constituyen un “adulterio de la verdad”. A partir del siglo III, coincidiendo con la difusión de la religión cristiana comienzan a aparecer las primeras muestras iconográficas en escultura y pintura.Las manifestaciones escultóricas se vinculan a los frontales de sarcófagos, que conocen un notable desarrollo como consecuencia de la importancia que adopta para el cristiano la muerte como tránsito hacia una vida mejor. Las imágenes de estos sarcófagos son por ello transmisoras de un mensaje de fe y esperanza sobre la vida inmortal, aunque en muchas ocasiones sean deudoras de la técnica y el estilo de la estatuaria clásica romana. Se observa además en ellos una interesante evolución desde los sarcófagos de strygilos, a la organización en friso con una imago clipeata (retratos enmarcados por un clípeo) central o cobijando las escenas y figuras sobre arquitecturas clasicistas.Las manifestaciones pictóricas se asocian frecuentemente a las catacumbas, cuyas imágenes guardan relación con las verdadera vida: aquella que aguarda tras la muerte, una vez alcanzada la justicia divina. En un primer momento mediante signos ambiguos, como el pez, el pavo real, la vid... que sugieren una interpretación religiosa, o el crismón, que se identifica con las iniciales de Cristo; más tarde, con alegorías mediadoras entre el cielo y la tierra, como el Buen Pastor; finalmente mediante imágenes más conceptuales –como la Orante- que se identifica con la propia Iglesia como medio para la salvación de las almas.

BLOQUE 3. NACIMIENTO DE LA TRADICIÓN ARTÍSTICA OCCIDENTAL: EL

La aportación cristiana en la arquitectura y la iconografía.



Surge como manifestación estética del Cristianismo a partir del desarrollo de éste como consecuencia de la crisis del siglo III, que implica la ruralización de la economía, el caos político y la crisis de unos valores tradicionales en una época de miedos, guerras y enfermedades que favorece la proliferación de las supersticiones, el misticismo y la creencia en religiones como la cristiana que participan de un futuro mejor de salvación para sus fieles.Por eso, frente al arte clásico que es reflejo del equilibrio, la perfección y el antropocentrismo racional, el nuevo arte es idealizado, simbólico y expresivo, en un intento por significar la presencia divina. Es cierto que desde el punto de vista formal se mantienen muchos recursos y soluciones técnicas del arte romano y griego, pero su intencionalidad difiere mucho de ser la de reafirmar la realidad del hombre, concibiéndose como un arte ideográfico e intelectual a partir del cual es posible alcanzar la salvación cristiana. Lo cierto es que el arte paleocristiano no depende absolutamente del arte romano, pero tampoco supone una ruptura definitiva respecto a aquel, de ahí que algunos historiadores hayan hablado de él como de un “arte romano bautizado”.

Vocabulario


ACRÓPOLIS. Literalmente “ciudad alta”, en alusión a las primitivas ciudades aqueas situadas en las escarpaduras de montañas, de fácil defensa y desde donde se dominaba una amplia zona de producción. Con el desarrollo del sistema de poleis, las ciudades griegas tendieron a desarrollarse a los pies de las citadas colinas, dejando la acrópolis como un témenos sagrado destinado a la edificación de los principales monumentos de la ciudad. Especialmente significativa resulta la acrópolis de Atenas, donde, durante la época de Pericles a mediados del siglo V aC. se construyeron algunos de los edificios más importantes de la arquitectura clásica y universal, como el Partenón, el templo de Atenea Niké, el Erecteion y los Propileos o puertas de acceso al recinto sagrado.



ÁGORA. Literalmente “mercado”, designa el espacio abierto y público característico de las ciudades griegas. Tiene su origen a partir del desarrollo de las poleis, desde el siglo VIII aC. y harían las veces de una plaza central en la que tienen lugar las actividades comerciales, culturales y políticas de la urbe. Con el tiempo, fueron ganando en importancia al erigirse en ellas templos y stoas, destinadas a las transacciones económicas, como la de Atalo en el ágora de Atenas. La aparición del urbanismo hipodámico a partir del siglo V aC. dotó al ágora de una planificación de la que antes no había gozado, convirtiéndose en el espacio principal que centraliza las actividades de la ciudad y que tendría continuidad en el foro romano.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Ejercicio.

Relaciona cada imagen con el título de su obra correspondiente :
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-TEATRO DE EPIDAURO ,ALTAR DE ZEUS EN PÉRGAMO,FACHADA DEL TEMPLO FUNERARIO DE RAMSÉS II EN ABU -SIMBEL , HERMES DE OLIMPIA, BUSTO DE NEFERTITI,PARTENÓN DE LA ACRÓPOLIS DE ATENAS, KOURÓS DE ANAVYSSOS,PROPILEOS DE LA ACRÓPOLIS DE ATENAS, MASTABA.

martes, 22 de noviembre de 2011

ROMA

La civilización romana ha sido clave para entender la historia de la humanidad. A través de ella nos ha llegado el pensamiento y los logros artísticos griegos, pero también el modelo de un Estado organizado y jurídico base de nuestro mundo occidental.

Una de las arquitecturas que mas me impacto fue:


El coliseo es una arquitectura romana. Fue construido en madera, aunque mas tarde fue restaurado en piedra tal como lo conocemos actualmente. Se calcula que llegasen a caber 90.000 espectadores, aunque solo la mitad podrían ver el espectáculo sentados. Debajo de la arena donde luchaban los gladiadores (detrás de la barandilla) el coliseo dispone de una serie de laberintos por donde se transladaban a las fieras, los exclavos... Por ultimo, lo que mas me impacto cuando lo vi fueron sus enormes dimensiones e imaginar como seria ese anfiteatro repleto de personas como en una enorme sala de cine.



Roma
en mi opinión es una ciudad tan rica en monumentos que cuando fui al viaje me falto memoria en la tarjeta para poder fotografiar todas aquellas imagenes, arquitecturas... que me impactaron y así poder llevarme un pequeño recuerdo de cada una de ellas. También cabe destacar que es una ciudad que ha sabido modernizarse sin perder su esencia cultural. Gracias a ello hoy podemos seguir admirando la belleza artística de la antigua Roma para poder comprender como era la vida entonces y a lo largo de su historia.

La escultura: el retrato y el relieve histórico.



Ha sido tradicionalmente objeto de discusión sobre si se trata de una degradación de la griega o, por el contrario, de un arte independiente, con sus características propias y sus aportaciones originales. Sea como fuere y al igual que en arquitectura, parece indiscutible su carácter híbrido en el que se mezclan diversas tendencias estilísticas: el racionalismo griego, la rigidez y el hieratismo de lo centroeuropeo, o el simbolismo y decorativismo oriental.
Lo cierto es que todas estas características preexistentes se sintetizan de una manera nueva en Roma, respondiendo al espíritu utilitario y magnificente de sus ciudadanos, y dando lugar a nuevos modelos escultóricos: el relieve histórico y el retrato, que se manifiestan principalmente desde finales del periodo republicano, y al triunfo de una realidad trascendente.

Los relieves históricos.

Son esculturas conmemorativas referidas a acontecimientos concretos protagonizados por estadistas romanos. Formaban parte invariablemente de monumentos arquitectónicos encargados por los propios protagonistas o por instituciones públicas. Se trata de creaciones genuinamente romanas. Expresan la pasión de éstos por la historia, y por el tratamiento objetivo y realista de la misma, de ahí su doble carácter narrativo y pictórico.
El más antiguo que se conoce es el conocido como altar de Domicio Ahenobarbo (pps. s. I aC.). Al periodo imperial corresponde ya el Ara Pacis Augustae (altar de la paz), el altar realizado por el Senado en el Campo de Marte de Roma para celebrar el regreso de Octavio Augusto de sus campañas militares de Hispania y Galia en 13 aC, y la paz que siguió a las guerras civiles. Los relieves que decoran dichos muros son un mensaje de propaganda augustea basada en las ideas de paz y renacimiento romano. su ejecución se debería a escultores griegos inspirados por el friso de las Panateneas del Partenón.
Durante la dinastía Flavia asistimos a la aparición de un relieve menos helenizante que culmina en la consecución del “ilusionismo espacial” en los paneles que adornan el interior del arco de Tito en Roma.
El reinado de Trajano es el de mayor riqueza en relieves monumentales, entre los que sobresalen los de su propia columna conmemorativa, concebida como punto focal de foro trajano. Los relieves tienen la forma de un friso en espiral que recubre el fuste de la columna y que muestra, en un estilo narrativo continuo, los acontecimientos de las campañas del emperador contra los dacios en la actual Rumanía (101 a 107 dC.). A imitación de la columna trajana se realizaron las de Antonino y Marco Aurelio en Roma. Las características de sus relieves están muy alejadas, sin embargo, del naturalismo objetivo de aquella.
La reorganización del Estado llevada a cabo por Diocleciano a principios del s. IV tiene su expresión artística en los relieves del arco de Constantino realizados por este emperador (otros se reaprovecharon de monumentos de Trajano, Adriano y Marco Aurelio). Las imágenes se disponen ahora conforme a la rigidez de un orden mecánico inspirado en la visión mecánica y trascendente de la filosofía de Plotino que preludia el arte bizantino y cuyos inicios podrían rastrearse en la base del obelisco de Teodosio en Constantinopla (fines s. IV dC.).

El retrato.

Los orígenes y la originalidad del retrato romano han sido objeto de serios debates entre los historiadores del arte. En la actualidad se suele creer que resulta de una convergencia de varias corrientes distintas: las imagines maiorum (mascaras mortuarias) romanas, de las que adquiere su riguroso realismo; el retrato egipcio, con su afición por representar la fidelidad fisonómica; la trascendencia griega y la intensidad expresiva etrusca.
A medio camino entre lo italo-etrusco y lo romano se encuentran esculturas como el retrato de Lucio Junio Bruto (s. III aC) y el Arringatore (Orador, s. I aC), síntesis de la idealización griega y el expresionismo de tradición itálica. Pero la aparición del retrato honorífico romano habrá de esperar hasta finales del periodo republicano: en el s. I aC., cuando son identificables las principales figuras políticas del momento: Pompeyo, Cesar, Cicerón…, que representan las corrientes retratísticas que convergen inicialmente en Roma: a la griega, a la romana y síntesis de las dos respectivamente. Las esculturas privadas, siguiendo la tradición de las imagines maiorum, sintetizan el hiperrealismo de las mascarillas con una gran expresividad cargada de austeridad, como demuestra el retrato del Anciano del Museo Torlonia o el patricio con los retratos de los antepasados del palacio de los Conservadores.
La tradición realista del retrato romano republicano no parece haber sobrevivido durante el Imperio. El tipo de retrato que aparece repetidamente desde el periodo augusteo y en adelante no procede de las mascarillas funerarias, sino del tipo helenizado. El propio Augusto aceptó durante su primera época una iconografía inspirada en la de Alejandro Magno, y tras su victoria sobre Marco Antonio decidió inclinarse por una versión más clásica: bella y enérgica; idealizada, abstracta y serena. Esta imagen se repitió con pequeñas variantes en todas las esculturas de Augusto, entre las que sobresalen los Augustos de Prima Porta y de la Vía Labicana.
Inspirados por obras de este tipo, los familiares del emperador y sus sucesores e incluso personas ajenas a la corte adoptaron la misma estética. No obstante en tiempos de Claudio empieza a surgir una nueva tendencia hacia lo pictórico y lo real, más acusada en el reinado de Nerón. Esta tendencia hacia el realismo se constata definitivamente entre los emperadores de la dinastía Flavia, en consonancia con su ascendencia familiar. Un elemento nuevo resalta en sus imágenes, como en las de Tito y Domiciano, su impresión de familiaridad.
Durante el reinado de Trajano, los retratos continúan técnica y conceptualmente la tradición flavia, aunque con mayor energía que refleja eficazmente sus cualidades. Su sucesor, Adriano, experimentó un nostálgico retorno a los ideales clásicos griegos, tanto en estilo como en contenido. Los retratos de Antinoo, el joven amigo del emperador, están inspirados directamente por la serenidad policlética.
La dinastía de los Antoninos inicia un claro apartamiento de los modelos ideales griegos. El retrato cobra una especial relevancia como medio de propaganda. Se impone con éxito la fórmula imperial con paludamentum o manto de general fijado por un broche y se desarrolla una verdadera pasión por las efigies grandiosas, cargadas de dignidad y realizadas con particular virtuosismo.. Resultado de todo ello son retratos muy decorativos y pictóricos, que atrajeron a los escultores manieristas y barrocos del s. XVI y XVII. Además, introdujeron fórmulas de representación nuevas, como el retrato de medio cuerpo de Cómodo como Hércules o el retrato ecuestre de Marco Aurelio en el Capitolio, que habría de servir como modelo de la escultura conmemorativa de todos los tiempos.
Los Severos continuarán con la trayectoria anterior: posiciones oblicuas y contrastes lumínicos. La renuncia a los modelos helénicos se evidencia en el exagerado expresionismo de los rostros entre el que sobresale el del denominado Caracalla Satán. El periodo de anarquía militar coincide con un proceso de degradación en la retratística romana que se concreta durante la Tetrarquía (división del Imperio por Diocleciano) a través de representaciones burdas, grotescas y desproporcionadas, con ojos profundos que dan a las figuras un aspecto terrorífico (grupo de los tetrarcas en la plaza de s. Marcos de Venecia). Es posible que el Egipto romano haya tenido gran influencia en la formación del estilo tetrárquico, pues de allí venía el porfirio duro que se reservaba a este tipo de escultura imperial y quizás también los escultores expertos en su talla.
Originarias de las provincias orientales del Imperio son las influencias, tanto ideológicas como estilísticas, sobre el nuevo concepto de esencia divina y el carácter sagrado de los gobernantes. El resultado de esta influencia es la gradual supresión de los rasgos fisonómicos la reafirmación del retrato tipológico. Prevalece un anticlasicismo, basado en la estricta frontalidad, la rígida simetría, el esquematismo y los tópicos de representación, como en la colosal estatua de Constantino del Palacio de los Conservadores, que nos sitúa a las puertas del arte medieval.

La arquitectura: características generales. La ciudad romana.

Aunque tiene puntos en común con las arquitecturas griega y etrusca, de las que proceden algunos elementos, es incuestionable su personalidad y la trascendencia de sus aportaciones, la principal su nueva concepción del espacio y su carácter mixto, es decir, la alternancia de sistemas constructivos adintelados o abovedados según el tipo de edificio y con un sentido monumental y práctico que le hace valorar los espacios interiores.
Los romanos utilizaron todo tipo de materiales, pero fundamentalmente tres: la piedra, por ser material resistente se usa en cimientos y muros y como revestimiento, en aparejo irregular (mampostería) o regular (sillería). El ladrillo, muy utilizado por su bajo coste de producción y su fácil adaptación a las distintas formas arquitectónicas; a menudo se reviste con mármoles o mosaicos. El hormigón (opus caementicium), elemento típicamente romano, se producía con guijarros, cal, arena y agua, utilizándose como material resistente y ligero en bóvedas y cúpulas.
Respetaron también los órdenes arquitectónicos, pero adaptándolos a las nuevas necesidades y, en ocasiones, como simples elementos decorativos. Vitruvio considera la existencia de cuatro órdenes: El toscano, en realidad una reinterpretación del dórico realizada en Etruria; el jónico; el corintio y el orden compuesto, síntesis de los dos anteriores.
Todos estos rasgos se traducen en una gran variedad tipológica, en la que los romanos siempre demostraron su originalidad, pragmatismo y perfeccionamiento, como reflejan las concepciones urbanísticas, la arquitectura civil, los templos, los monumentos funerarios y los conmemorativos, independientemente de épocas y estilos.

Monumentos públicos y obras de ingeniería.


A) Edificios públicos.

Tienen en Roma una especial significación, no en balde la romana es una sociedad urbanita volcada en la ciudad y en el uso de los espacios comunes:

a.1) Las basílicas. Tipológicamente son edificios rectangulares, de tres o cinco naves, y terminados en un ábside en uno de sus extremos. Cumplían una doble función, económica y judicial. Existen, dos tipologías, la oriental, cuando la fachada de acceso se sitúa en uno de los laterales largos, y la griega, cuando lo hace en uno de los laterales cortos (luego empleada por los cristianos como edificio religioso). En Roma destaca la basílica de Majencio o Constantino, en el foro.

a.2) Las termas. Cumplen al tiempo una función higiénica y social, siendo por ello edificios muy habituales, con los que los emperadores solían atraerse la popularidad de sus súbditos. Desde el punto de vista estructural, constan de varias zonas dedicadas al ritual del baño: apoditerium (vestíbulo), frigidarium (sala de baño frío), tepidarium (sala de baño templado), caldarium (sala de baño caliente) y natatio o piscina central; su construcción exigía un gran dominio técnico por la propia infraestructura que requiere el baño, su carácter abovedado y las grandes dimensiones que algunas de ellas podían alcanzar. En Roma sobresalen las de Caracalla y Diocleciano.

B) Edificios públicos, para espectáculos.

b.1) Los teatros. Toman al teatro griego como referencia, aunque con diferencias notables desde el punto de vista formal. Son casi todos ellos construidos en su totalidad, es decir, no aprovechan las laderas de las montañas como los griegos, sino que se construyen frecuentemente sobre terrenos llanos. Su forma es semicircular y solía tener un fondo arquitectónico muy elaborado: el frons scenae. En Roma destaca el teatro Marcelo, construido en época de Augusto y que sirvió de modelo a los teatros de provincias. En España los de Mérida, Sagunto, Cartagena o Segóbriga

b.2) Los anfiteatros. Son obras propias del espíritu romano, derivadas de los teatros pero con forma oval. Estaban destinados a los juegos con fieras o luchas de gladiadores. Entre todos ellos destaca el anfiteatro Flavio, concluido por el emperador Tito hacia el 80dC. y conocido también como el Coliseo (por la estatua colosal de Nerón como Helios que se situaba en las proximidades). En España sobresalen los de Mérida, Itálica y Segóbriga.

b.3) Los circos. Se destinaban a carreras de caballos o cuadrigas. Tenían una forma alargada y estaban divididos longitudinalmente por un muro central o spina en torno al cual discurría la competición. El más famoso fue el circo Máximo de Roma. En España se conservan los de Toledo y Mérida.


C) Las obras de ingeniería.

Conocen en Roma un enorme desarrollo, debido a sus condicionantes políticos, territoriales e incluso sociales. A los romanos se debe la creación de una serie de infraestructuras, algunas de las cuales han llegado hasta nuestros días cumpliendo su uso inicial: calzadas, puentes, acueductos, faros, etc.

c.1) Las calzadas. Vías de comunicación creadas por los romanos para poner en contacto los extensos territorios del Imperio, como Vía Augusta o la Vía Platea en la península Ibérica.
c.2) Los puentes. Salvaban desniveles por los que discurrían las calzadas, como el puente de Alcántara (Cáceres), sobre las aguas del Tajo durante el imperio de Trajano (s. II dC); o el Pont du Gard (en Nimes, Francia), erigido durante el periodo augusteo (fines s. IaC).
c.3) Los acueductos. Son construcciones que servían para trasladar agua a las ciudades desde fuentes próximas. Como ejemplos más significativos señalamos el acueducto de Segovia (construido entre los s. I y II dC.), el de Les Ferreres en Tarragona y el acueducto de los Milagros en Mérida.
Estaban complementados por otras construcciones: los pantanos, donde se recogía el agua en origen (como el de Proserpina en Mérida) y las castella aquarum, torres de depuración y distribución de las aguas a la entrada de las ciudades.


La arquitectura religiosa y conmemorativa.

A) Los templos.

Siguen los patrones tuscánico (etrusco) y griego, elevándose sobre un alto podíum con amplio pórtico y cella casi cuadrangular y con columnas adosadas (pseudoperípteros). El orden más empleado en la columnata es el toscano. Esta feliz síntesis entre lo etrusco y lo griego se difundió rápidamente convirtiéndose en el esquema clásico del templo oficial, como observamos en los ejemplos dedicados a Portuno en Roma (s. II aC) o la Maison Carrée en Nimes (transición al s. I dC.) No obstante los romanos construyeron otros modelos templarios de inspiración helénica: los tholos, entre los que destacan los dedicados a Hércules Olivario en Roma y el templo de Sibila y Vesta en Tívoli.
Pero entre todos los templos destaca, por su originalidad, el Panteón, edificio que Agripa (general y yerno de Augusto) consagrara en 27aC. a todos los dioses de acuerdo con la nueva espiritualidad augustea de tolerancia religiosa. Fue destruido por importantes incendios y reconstruido de forma completamente nueva en época del emperador Adriano durante la primera mitad del siglo II (118-125 dC.). El edificio presenta una estructura principal cilíndrica y cupulada con un pórtico de acceso al modo clásico. La sala central es expresión del universo celeste y el emperador su Cosmocrator. La originalidad de la obra ha llevado a relacionarla con Apolodoro de Damasco, arquitecto de Trajano, uno de los más geniales y atrevidos de la Roma imperial.

B) Las tumbas.

El rito funerario más usual en el mundo romano fue la incineración del cadáver, en especial hasta la época de Adriano (s. II dC) a partir de la cual se practicará la inhumación en ricos sarcófagos, especialmente entre las clases altas de la sociedad. El tipo más sencillo de enterramiento era la simple fosa complementada por un ara o estela. También eran frecuentes las esculturas alegóricas o los bustos-retrato del difunto colocados sobre un plinto. Junto a estas sepulturas populares, se alzaron también ricos mausoleos pertenecientes a las familias más acaudaladas; responden a tres tipos: torre, templo y columbario. Al primer tipo pertenecen las estructuras cilíndricas de Cecilia Métela, Augusto (ambas del s. I aC) y Adriano (s. II dC), síntesis de los túmulos etruscos; o las cuadrangulares de los Julios (Francia) o de los Escipiones (Tarragona), ambas del s. I aC y en la tradición de monumentos helenísticos. Forma de templo presenta el mausoleo de Fabara (Zaragoza) y de tipo columbario (nichos) son las catacumbas. No obstante la tolerancia y el sincretismo de formas que adopta la Urbe permite la construcción de otras tumbas tan singulares como la tumba panadero Eurysaces, al modo de su propio horno, o la célebre de Cayo Cestio, en Roma, al modo de los faraones egipcios, ambas en Roma.

C) Los monumentos conmemorativos.

Los arcos de triunfo.

Es una construcción típicamente romana, que servía para conmemorar algún acontecimiento importante o glorificar a un emperador victorioso. La construcción es lógicamente abovedada, utilizándose elementos adintelados para su decoración; podían constar de uno o tres ojos, y excepcionalmente cuatro, al enfrentar un arco en cada uno de los frentes de un cuadrilátero: arco quadrifronte. Sobre los arcos se situaba un ático destinado a la inscripción epigráfica que advertía sobre el constructor y sus hazañas. El conjunto se decoraba con relieves y podía estar rematado con esculturas exentas. En Roma destacan los arcos de Tito, construido en el s. I dC. , de un ojo, y los de Septimio Severo (pps. s. III) y Constantino (s. IV), de tres. En España, al primer ejemplo corresponde el arco de Bará en Tarragona; al segundo el de Medinaceli en Soria; y al arco quadrifronte el de Cáparra en Cáceres.

Las columnas.

Son también características de la cultura romana en su finalidad conmemorativa. Suelen elevarse sobre un alto plinto, no responden a un orden concreto y su fuste se decora con un friso helicoidal corrido sobre las gestas del emperador a quien se dedica. La más importante es la de Trajano, en el foro realizado por él, y destinada también a servirle de tumba. A imitación de ésta se realizaron la de Marco Aurelio y la de Antonino en Roma, esta última no conservada, y más tarde la de Constantino con motivo de la refundación de Bizancio (Constantinopla).


La ciudad romana.
El urbanismo y la casa romana.

La Roma antigua tenía un plano totalmente irregular, se trataba más bien de una aglomeración de casas de barro y madera. Tras el contacto con los griegos, se plantea el trazado ortogonal -mucho más racional- en las zonas de ampliación de la ciudad o destruidas por incendios. Las ciudades fundadas en provincias llegarán también a una solución parecida a través de una vía muy diferente: la evolución del campamento militar romano, de trazado cuadrangular y articulado por sendas avenidas entrecruzadas: el cardo y el decumano. En el cruce de ambas se situaría el foro, principal espacio público de la ciudad, y el resto de las calles se dispondrían paralelas o perpendiculares a las anteriores. En el foro se erigían los edificios civiles y religiosos más destacados, componiendo en su conjunto el marco funcional para el desarrollo político y social de la ciudad. El crecimiento de las ciudades, y en especial de Roma, originó los problemas característicos de toda gran ciudad: escasez de suelo urbanizable y especulación del mismo, lo que se tradujo en la aparición de los primeros edificios en altura (que se contraponían a la tradicional vivienda romana, domus, de planta baja y articulada por patios), las Turris Mamilia, y de los cementerios subterráneos, las catacumbas, ya durante la expansión del cristianismo.

LA VISIÓN DEL CLASICISMO EN ROMA. EL ARTE EN LA HISPANIA ROMANA





El romano es un arte ecléctico y de naturaleza pragmática. Al margen de la enorme influencia griega a partir del siglo II aC,, los orígenes del mismo hay que buscarlos en la península itálica y más concretamente en Etruria, la actual Toscana, donde se desarrolló una importante civilización en la primera mitad del I milenio aC. de dudosa procedencia e importante acervo cultural y artístico. Dos son los grandes logros aportados por los etruscos al arte romano: por una parte el sentido del utilitarismo y, por otra, el afán por expresar la realidad.
Si el arte griego en su momento histórico pudo influir como ningún otro desde la península Ibérica a India, no es menos cierto que la consolidación del lenguaje clásico y su proyección futura sería incomprensible sin el arte romano, que extiende aproximadamente durante un milenio a lo largo de los siguientes periodos:

- 753-510 aC. Monárquico. Asimilación de todo lo etrusco.
- 510-30 aC. Republicano. Concreción de las primeras formas arquitectónicas y del retrato, que pronto se entrelazan con la influencia helenística.
- 30-235 dC. Alto Imperial. Arte como representación del régimen. Conjugación clasicista con un barroquismo que tiende al refinamiento y la emotividad.
- 235-476 dC. Bajo Imperial. La emoción deja paso a la formalización. Tras Constantino se produce una cristianización de las formas tradicionales del clasicismo.




viernes, 11 de noviembre de 2011

Vocabulario





ALTO RELIEVE/ALTORRELIEVE. Un relieve es una escultura no exenta, es decir, realizada sobre uno de los planos del soporte, lo que condiciona una visión frontal. Hablamos de alto relieve para significar aquél que sobresale del plano del soporte más de la mitad de la escultura en contraposición al relieve medio y bajo. Por ejemplo, las tríadas de Mikerinos pertenecientes al Imperio Antiguo egipcio, 2.600 años aC. aproximadamente.








ALZADO. Diseño de un edificio atendiendo a los planos verticales, sin representación o proyección en perspectiva. Se relaciona, por tanto, con la tratadística arquitectónica desde la época clásica y atiende generalmente a las fachadas de las construcciones.






ARCO. Elemento constructivo y de soporte de carácter generalmente curvo que cubre el vano entre dos puntos fijos. Puede ser de diferentes tipologías según sus puntos de trazada: medio punto, apuntado, etc. , relacionándose entonces con distintos estilos artísticos. Los arcos están compuestos por diferentes piezas, denominadas dovelas; la clave se dispone en la parte superior del mismo, siendo flanqueada por las contraclaves que trasladan el peso a los salmeres, sobre la línea de imposta. El elemento curvo que define el arco recibe el nombre de rosca, su interior es el intradós y su exterior el trasdós. La altura del arco se denomina flecha y su longitud es la luz del arco.

jueves, 10 de noviembre de 2011

La acrópolis virtual

En esta simpática y algo rudimentaria recreación de la Acrópolis de Atenas hay un error de bulto. ¿Eres capaz de adivinarlo?

domingo, 30 de octubre de 2011

UNIDAD 6. La evolución de la escultura griega.




La escultura alcanza una importancia extraordinaria dentro del arte griego, tanto por las novedades que introduce como por servir de referencia formal a toda la estatuaria posterior. Ya es significativo que a la arquitectura se le asignen “valores escultóricos”, lo que confirma que la estatuaria tuvo una preeminencia fundamental en el contexto del arte griego, como demuestra la especial consideración de los escultores por encima del resto de los artistas y el hecho de que los griegos intentasen expresar a través de ella su sensibilidad y su ideario de belleza.Esencialmente se trata de una escultura antropomórfica, que exalta el ideal del hombre perfecto a través de la armonía y la proporcionalidad del cuerpo, a la que se añade una perfección espiritual representada por su abstracción expresiva. Se trabajan distintos materiales, siendo los más significativos el bronce y el mármol, y diferentes tipologías, pudiendo encontrar interesantes ejemplos exentos, así como de relieves asociados a las grandes arquitecturas.






A) La escultura arcaica.



El origen más remoto de la estatuaria griega hay que buscarlo en las viejas y veneradas imágenes de madera (xóanas) de las que nos hablan las fuentes. Posiblemente se tallaron en madera de árboles considerados sagrados para, más tarde, repetirse en ídolos de terracota y piedra caliza, primero, y bronce y mármol, después. A estas primitivas esculturas se le fueron añadiendo rasgos derivados del contacto con otras civilizaciones como consecuencia del proceso de colonización, fundamentalmente Egipto, donde los griegos habían fundado la ciudad de Naucratis en el delta del Nilo. La gran escultura egipcia se impuso así como punto de partida para la estatuaria griega, aunque los artistas helenos no tardaron en adecuar dichos modelos a su peculiar sentido de la belleza formal y de la proporción, concebida en este primer momento del arte griego como una lucha de opuestos (“de las cosas opuestas nace la más bella armonía”, había subrayado Heráclito).Quizá por eso, los motivos que barajaron los escultores en un primer momento fueron poco variados y contrapuestos: el joven atleta desnudo (kouros) como tema predilecto; la mujer joven vestida (koré); y en menor medida, figuras de monstruos mitológicos y animales. Kouroi y korai poseen un sentido genérico y ambiguo. Son estatuas de varonía o feminidad, representados en la flor de la vida. Y así, adquieren múltiples funciones: son imágenes adecuadas para representar a un dios –Apolo o Atenea-, pueden ser exvotos agradables para la divinidad, representaciones de imágenes para una tumba, a símbolos identificativos de una ciudad, de un linaje familiar o de una victoria. Las esculturas de esta época fueron obra de talleres, cada uno de ellos con rasgos y peculiaridades propias. Afán primordial en todos ellos fue animar la piedra inerte y conquistar la expresión de actitudes primarias; en el caso del kouros, el movimiento y la corporeidad, en el de la koré, la quietud y la insinuación. Todas ellas son figuras arquetípicas, volumétricas y de gran geometrismo; acusan una pronunciada frontalidad y destaca sobremanera el tratamiento de unos rostros estereotipados de ojos globulares y sonrisa enigmática. Los modelos masculinos iniciales suelen ser de grandes dimensiones y rasgos muy acusados (como por ejemplo la pareja de Cleobis y Bitón del museo de Delfos), evolucionando con el tiempo hacia medidas más próximas al natural y una mayor delicadeza en el tratamiento de las anatomías y la musculatura (caso del kuros de Anavyssos). Los modelos femeninos, son de menor tamaño del natural, evolucionando desde las formas más austeras de la Dama de Auxerre (s. VII aC.), hasta las más insinuantes de la koré del Peplo o las korai del museo de la Acrópolis.Derivadas de estas esculturas son aquellas que introducen escenas con animales, dotándolas de una incipiente narrativa, como el oferente del carnero o Mocóforo, o el jinete Rampin sobre su caballo.Al margen de estas esculturas que caracterizan el periodo, no debemos olvidar la existencia de una estatuaria asociada a las estelas funerarias, así como la ejecución de los primeros programas decorativos de las grandes arquitecturas: tímpanos, metopas y frisos. Se trata de imágenes relacionada con el mito y las divinidades, donde el artista experimenta las posibilidades de la adecuación al marco. En los primeros templos, como el de Artemisa en Corfú, dicha adecuación se soluciona toscamente utilizando diferentes escalas en los personajes representados. Con el tiempo se mejoran las posibilidades de adaptación a los espacios narrativos del templo, que culminan en los frontones de Afaya en Egina, obra maestra del último arcaísmo.






B) La escultura clásica.



En la primera mitad del s. V aC. se asiste a una evolución de la escultura que va a liberarse progresivamente de la rigidez y el estatismo del periodo arcaico, desarrollando pautas y criterios más ágiles y dinámicos que anticipan lo que habrá de ser el pleno clasicismo de la mitad del siglo. Además, también se emplea más variedad de materiales y una mayor diversidad temática. A este periodo, que transcurre entre la terminación del frontón oriental del templo de Afaia y la ejecución de las esculturas de los frontones del templo de Zeus en Olimpia se le denomina periodo o estilo severo, que se refleja en los rostros serios y ensimismados de los personajes representados, llenos del ethos o solemnidad que subyace de las repercusiones que los efectos de las Guerras Médicas dejan traducir en el arte.Frente al auge del mármol en la época arcaica, el siglo V desarrolla las técnicas del bronce para la escultura exenta. Se aplica ahora el procedimiento llamado a la cera perdida: el bronce fundido sustituía a la cera derretida, previamente introducida en un núcleo de arcilla. Entre las esculturas de bronce cabe señalar el célebre grupo de los Tiranicidas Harmodio y Aristogeitón. La obra fue realizada por Kritios y Nesiotes para sustituir a otra anterior, robada por los persas y conocida a través de copias romanas. Este grupo escultórico que exalta a los héroes populares que posibilitaron la caída de la dinastía pisistrátida tiene una connotación política impensable en la época arcaica. A este mismo momento corresponde también el dios hallado junto al cabo Artemisión, Poseidón, o Zeus para otros autores, que representa al dios con el brazo izquierdo extendido en gesto de dominio y el derecho en la actitud de arrojar su tridente o rayo (según se trate de uno u otro). La escultura manifiesta la poderosa existencia divina, reflejada por la dignidad del gesto y una anatomía magnífica. La multiplicidad de vistas despliegan la actitud mostrativa del cuerpo en acción. Sin embargo, la escultura más emblemática del periodo es el célebre Auriga de Delfos, dedicado por el tirano Polyzalos de Gela al mencionado santuario en conmemoración de su victoria en una competición de carreras en 474 aC. La figura del auriga guía serenamente su cuadriga tras la carrera en el solemne momento del triunfo. Su actitud contenida y su rostro evocan el ethos y la concentración reservada típica del estilo severo, vuelto levemente hacia un lado, indican la árete, la virtud, propia del vencedor atlético.A mediados del s. V se produce el momento de mayor esplendor de la escultura griega: el clasicismo pleno, tanto en el número como en la calidad de las obras y sus autores. Es el siglo de Pericles que engrandece la Atenas democrática, pero es también la etapa de autores universales como Mirón, Policleto y Fidias quienes, según la tradición, serían discípulos del un mismo maestro: Hageladas de Argos. Gracias a ellos la escultura se convirtió en la expresión más sublime del arte griego. La belleza de los cuerpos, la proporción de las formas, la agilidad de movimientos y la conquista de las expresiones, de acuerdo con los más profundos sentimientos, en consonancia con los ideales filosóficos platónicos, fueron algunos de los principales logros alcanzados a partir de entonces en la gran estatuaria. La variedad de los temas tratados y la atinada conjunción de los dioses con héroes y mortales en muchas de sus grandes composiciones, han servido para fijar prototipos y repertorios que pueden calificarse de inmortales. Estudiar en profundidad la obra de los escultores griegos a partir de mediados del s. V aC. supone adentrarse en el mundo de las copias romanas que, en distintas épocas y talleres, repitieron una y otra vez, a tenor de la demanda, las más célebres obras de los artistas griegos.Mirón de Eleutere es el mayor del trío. Fue discípulo directo de Hageladas y cultivó exclusivamente la escultura en bronce. Su preocupación primordial fue la captación del movimiento instantáneo y su veraz reflejo en la composición, en las actitudes y en la anatomía. Sin embargo, Mirón descuidó las expresiones del rostro, que conservaron las actitudes ensimismadas del periodo severo. Se le han atribuido entre otras obras el grupo de Atenea y Marsias, esculturas de Hércules, Perseo y Apolo, y varias estatuas de atletas entre las que sobresale el célebre Discóbolo: el lanzador de disco. La escultura fija un tiempo sintético en el que pasado y futuro confluyen en un instante simétrico, creando una secuencia temporal o “ritmo”. Para conseguirlo, la disposición de la figura es muy atrevida, curvilínea y en espiral, multiplicando sus puntos de vista y el dinamismo de la obra. Estamos en el umbral del clasicismo al subrayar el equilibrio emocional de la imagen, si bien arrastra la rémora severa de la inconexión entre la acción representada y el rostro inexpresivo del atleta.Policleto de Argos es el mayor representante de la escultura peloponesia que conduce al clasicismo durante el tercer cuarto del siglo V aC. Quiso reproducir en sus esculturas un modelo de realidad sin imperfecciones. Como el filósofo y matemático Pitágoras, que veía en el universo una armonía de números, Policleto creyó en una realidad superior basada en proporciones matemáticas. Escribió un tratado, el Canon, sobre las relaciones numéricas y la simetría o relación entre las partes del cuerpo humano para alcanzar sus proporciones ideales. Y encarnó su teoría en una escultura en bronce: el Doríforo, que conocemos por numerosas copias romanas en mármol. Es un joven desnudo que lleva la pesada lanza heroica –dory- en su mano izquierda, doblando el brazo izquierdo por el codo, mientras el derecho cae relajado junto al cuerpo. Su pierna derecha, plenamente apoyada, sostiene el peso, pero la izquierda inicia un movimiento potencial, entendido como tensión inmediata y posibilidad inminente (contrapposto). La medida y ponderación de fuerzas diversas conlleva una precisa articulación del cuerpo atlético. El rostro, sereno, gira hacia nuestra izquierda. Se ha propuesto que este cuerpo desnudo no es sólo una abstracción, un canon, sino que encarna un ideal de héroe aristocrático (tal vez Aquiles) a quien corresponde una armonía superior. En el Diadúmeno, el joven que se anuda sus cintas de atleta con ambos brazos extendidos, Policleto acentuó su preocupación por el cuerpo de belleza perfecta recurriendo a la mayor riqueza de movimientos y equilibrios de una figura en aspa.Respecto a Fidias, tal vez el más importante de los escultores clásicos, sabemos muy poco de su biografía: era ateniense y su trabajo se desarrolla entre el 470 y el 430 aC. Su estrecha relación con Pericles en el momento de mayor esplendor de la historia de Atenas le convirtió en el principal coordinador y supervisor de las obras del Partenón, donde se concentran sus mayores logros. Cuando Pericles caiga en desgracia y Atenas se aboque a la Guerra del Peloponeso, Fidias también sufrirá sus consecuencias, huyendo a Olimpia, donde realiza otra de sus obras cumbres: la escultura crisoelefantina de Zeus Olímpico.Dentro de sus obras atenienses debemos significar la estatua de Atenea Partenos, la escultura crosoelefantina de más de 12 metros de altura que presidía la cella del Partenón. Los tratadistas antiguos la celebraron como su obra más emblemática, que hoy conocemos a través de copias romanas muy deformadas. En el contexto de las obras del mencionado templo y al margen de la estatua de Atenea, Fidias dirigió la decoración de las metopas, el friso interior y los frontones del templo, si bien en su mayoría fueron realizadas por los discípulos de su taller. Las 92 metopas representan los temas de la Gigantomaquia, la Amazonomaquia, La Guerra de Troya y la Centauromaquia. El friso interior alude a las fiestas Panateneas, cuando toda la ciudad desfilaba detrás de las doncellas para ofrecer a la diosa un rico peplo tejido por ellas. Los frontones se decoran con escenas de la diosa titular: el nacimiento de Atenea y su disputa con Posidón por el dominio del Ática.En todas estas esculturas queda patente el genio del escultor, la exquisita armonía de sus figuras, sus composiciones equilibradas, el tratamiento de los cuerpos proporcionados, sus delicadas anatomías, sus formas elegantes y un rigor extremo en el tratamiento psicológico de los personajes que se aleja definitivamente de la inexpresividad severa para conseguir un sutil equilibrio espiritual. La perfecta plástica de las obras fidíacas queda ejemplarizada en el tratamiento especial de los paños, elemento que el utiliza con todo su caudal expresivo gracias a la técnica de los “paños mojados”, con los cuales se acentúa la sutilidad de las figuras, gracias a la sensualidad que de ellos se desprende.Superado el momento de esplendor del clasicismo, durante el siglo IV aC. asistimos a un amaneramiento de las formas, la estilización de los cánones, la acentuación del movimiento y la pérdida de la ortodoxia en el equilibrio, armonía y proporción de las imágenes: el clasicismo tardío. El fenómeno es paralelo a la crisis de Atenas como consecuencia de la Guerra del Peloponeso, y por ende de los ideales platónicos, que son sustituidos por una visión más pragmática e individualizada del arte heredada de los sofistas. La nueva estatuaria está reflejada a través de tres de sus artistas principales: Praxíteles, Scopas y Lisipo.Praxíteles, ateniense, hijo del escultor Cefisodoto, elegió como material preferente para sus creaciones el mármol, a través del cual expresa la gracia (charis) femenina y de la adolescencia. Es el escultor de la sensualidad contenida, buscada intencionadamente como contrapunto a la solemnidad del periodo anterior. Se considera obra salida directamente de sus manos el Hermes con Dioniso niño de Olimpia. De sus creaciones, inconfundibles por las curvas que describen las caderas de sus personajes (curva praxitélica), se conservan numerosas copias que gozaron de gran demanda en época romana.Scopas, contemporáneo del anterior, logró reflejar en sus obras los estados del alma y las pasiones cuyos efectos se reflejan en los rostros y en las actitudes y movimientos de los personajes. Así como Praxíteles se le considera el escultor de la charis, a Scopas se le atribuye la conquista del pathos, el sentimiento expresado desde las cuencas profundas de los ojos de sus personajes y por medio de los giros violentos de sus cuerpos. Trabajó en el Artemisión de Éfeso y probablemente corrió a sus cargo la dirección del mausoleo de Halicarnaso. Se le atribuye además la Ménade del Museo Albertinum de Dresde.Lisipo siguió en la línea de los grandes broncistas, empleando este material casi exclusivamente en sus obras, la mayoría de las cuales fueron cuerpos de atletas en los que la vida y el movimiento se articulan con toda verosimilitud. Así sucede en su famoso Apoxiomeno, quitándose los restos de la competición, que evidencia la estilización de los cánones policléticos. Lisipo fue además el escultor predilecto de Alejandro Magno y su mejor retratista.






C) La escultura helenística.



Al igual que sucedió en la época arcaica, la escultura de los siglos III al I aC. vuelve a ser el resultado de la producción de diferentes talleres, cada uno con peculiaridades propias, aunque en todos se apreciase la herencia de los grandes maestros clásicos. Como rasgos generales compartieron el gusto por la teatralidad, la composiciones piramidales, las actitudes desenfadadas y violentas en las que no se evitaron las torsiones y giros en espiral, las expresiones patéticas, los temas eróticos, etc. El afán permanente por acercarse lo más posible a la realidad condujo, en muchas ocasiones, a una exageración y barroquización de las formas e, incluso, la utilización del feísmo y de la decrepitud como medio para conseguir un impacto efectista. Se rompieron así el equilibrio y la armonía en pos de la belleza que habían sido inspiradores de los siglos anteriores, imponiéndose un concepto de belleza artistotélico concebido como imitación: mímesis de la realidad.Las diferentes corrientes de este periodo se pueden estudiar a modo de escuelas:- La escuela clasicista. Centrada preferentemente en Ática a través de los continuadores de Praxíteles, Scopas y Lisipo, se mantuvo más o menos fiel a los planteamientos clásicos precedentes. Tal vez las obras más significativas de este momento sean la célebre Venus de Milo y el Torso Belvedere de Apollonios.- La escuela de Pérgamo. A través de dos momentos diferenciados. Una primera escuela desarrollada durante el reinado de Atalo I (s. III aC), a la que pertenecen una serie de estatuas de gálatas vencidos que figuraron en un monumento conmemorativo de la victoria obtenida sobre galos y sirios en el 225 aC. Son figuras de enorme fuerza expresivas, tratadas todavía con enorme clasicismo formal y entre las que sobresale el Galo moribundo del Museo Capitolino. Un segundo momento corresponde a la decoración escultórica del famoso Altar de Zeus, levantado por Eumenes II (s. II aC.), con magníficos relieves de enorme tensión emocional y fuerte carga compositiva y teatral.- La escuela de Rodas. Muy influenciada por la obra de Bryaxis, escultor cario que trabajó en el Mausoleo de Halicarnaso, y cuya principal característica fue una decidida tendencia al colosalismo. Obra que responde a esta corriente es la Victoria de Samotracia que se erigía en el santuario de los Cabiros de dicha isla. Aparece erguida sobre un pedestal en forma de casco de navío, aún con las alas desplegadas y los ropajes agitados por el viento. Atribuida a Pitócritos de Samos, se ha fechado hacia el 190 aC. Aunque la obra más célebre de esta escuela es el grupo escultórico de Laocoonte obra de Agesandros, Polidoros y Atanadoros en el s. I dC, aunque quizás copiando modelos del s. II aC. Describe un episodio de la Eneida de Virgilio, cuando Laocoonte, sacerdote de Apolo, se opone a la entrada del caballo de Troya, siendo atacados por entonces por la serpiente Pitón. La obra es de una gran espectacularidad dramática, hasta el punto de ser considerada expresión universal del dolor. En este efecto dramático tiene mucho que ver la disposición teatral de los personajes, sus posturas retorcidas y la fuerza expresiva de sus anatomías, así como el empleo de la técnica del trépano en el trabajo del mármol. Esta escultura, descubierta en 1506 tuvo un impacto enorme en artistas del Renacimiento como Miguel Ángel.- La escuela de Alejandría. La carencia de mármol favoreció una estatuaria de género y adorno realizadas frecuentemente en terracota. Siguiendo modelos continentales proliferaron las Tanagras, esculturillas decorativas con las que se satisfacía las demandas de la sociedad acaudalada alejandrina.

PRÁCTICAS


Comentad esta imagen siguiendo el método aplicado en clase y en los ejemplos que tienes en el blog. Os recuerdo que lo hacemos en el apartado Comentarios y no a través de una entrada nueva.

¡Celebramos la onomástica de nuestro blog!

Comentario de imagen: TEATRO DE EPIDAURO.






Las imágenes representan la vista y planimetría de una obra arquitectónica adintelada, realizada en piedra de sillería y concebida para la celebración de espectáculos, perteneciente a la época clásica griega. Se trata del teatro de Epidauro, el mejor conservado del mundo griego, notable por su visibilidad y su acústica, además de por la perfecta simetría de sus líneas. Es obra de Policleto el Joven, realizada en el siglo IV aC. y permitía la asistencia de 15.000 espectadores a las representaciones.

El teatro de Epidauro se basa en la clásica tipología de teatros griegos; consta de tres partes esenciales que observamos esquematizadas en el dibujo: la escena o skené, la orquestra y la cávea (theatrón o gradería). La escena se encuentra a nivel de tierra y en ella se desarrolla la actuación principal; la orquestra, de planta circular, es la parte dedicada al coro y los danzantes y se sitúa delante de la escena; por último, y destinada al público, se encuentra la cávea, de planta ultrasemicircular que rodea en gran parte a la orquestra.

Puesto que el teatro, como género literario, es creación griega, también lo es el edificio destinado a su representación con estas características. Su génesis se encuentra en el hecho de que la tragedia era para los griegos la principal manifestación literaria que, a su vez, impregnaba gran parte de la vida cotidiana griega. Por ello, los certámenes literarios cobraron gran relevancia celebrándose en las hondonadas entre varias colinas; pero el crecimiento de las polis y las nuevas necesidades de las representaciones conllevaron la creación de un edificio apto para ello que, sin embargo, conservaba analogías con este origen (por ejemplo, el aprovechamiento del desnivel en las laderas de las colinas para crear la cávea). La escena no tiene aún la importancia que cobrará en el mundo romano, y en ella se emplean decoraciones giratorias en forma de prismas triangulares; además, en el centro de la orquestra se hallaba el altar de Dionisos, en cuyo honor se celebra la representación.



Junto al teatro, serán otros los edificios de carácter civil que también cobren importancia a partir del siglo IV, curiosamente coincidiendo con el declive del clasicismo, aunque quizá sea éste el que más trascendencia tuvo en la vida griega y posteriormente.




jueves, 27 de octubre de 2011

PRÁCTICAS. COMENTARIO DE TEXTO.

"Y eso es lo que se proponen la pintura y todas las demás artes, como el tejido, el bordado, la edificación y todas cuantas se refieren a la fabricación de los distintos objetos, y en no menor grado la naturaleza de los cuerpos vivos y de las plantas. En todas partes se nos aparece la gracia y la falta de ella. Mas, tanto la falta como la arritmia y la carencia de armonía están hermanadas con la fea expresión y las malas costumbres, mientras que las cualidades opuestas reflejan e imitan el carácter opuesto, sensato y bueno".

PLATÓN. República. 3, XI, 400.

Lee atentamente este texto de Platón y analiza cuál es la concepción del arte que tenían en la Grecia de principios del siglo IV aC. ¿Qué ideas te parecen más interesantes? ¿Cuáles relacionarías con la concepción estética actual?

PLATÓN fue un célebre filósofo de la Grecia Clásica, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, y fundador de la Academia, un centro de estudios especializado en el pensamiento y la cultura. Aunque sus opiniones sobre las artes plásticas ocupan un lugar secundario entre sus teorías filosóficas, nos proporcionan una gran información a cerca del entendimiento que los griegos tenían del arte.

domingo, 23 de octubre de 2011

Templo de Apolo.


Se trata del Templo Apolo , el cuál se construyó en Bassæ, que significa" los barrancos",en el Monte Cotilo,cercano a la ciudad de Figalia,en la antigua región de Arcadia.Su arquitecto,Ictino,el cuál creó el origen corintio,fue el progenitor de obras fundamentales como esta e incluso, el Partenón y el Telesterion de Eleusis.
Es un edificio cuya característica principal es que sus columnas pertenecen a los tres órdenes arquitectónicos y a su vez mezcla creaciones originales de arcaísmo arquitectónicos. Este edificio tuvo un sentido religioso y en la actualidad , cultural ,ya que es conocido por ser el primero de los patrimonios griegos en ser incluido en la lista de Patrimonios de la Humanidad de la Unesco.

ADIVINA...




Debajo de este toldo se encuentra uno de los más originales templos griegos de la Antigüedad. Debes adivinar de qué edificio se trata, a quién se atribuye su construcción y dónde reside su originalidad; una pista, tiene que ver con los órdenes arquitectónicos. Si eres el primero, haz una entrada propia con una fotografía del templo y un breve comentario del mismo.

lunes, 17 de octubre de 2011

Arquitectura

Arquitectura

La imagen a comentar es una arquitectura de tipo adintelado y planta longitudinal: su carácter es religioso en el que se hacían cultos. Esta cubierto con un pórtico doble y gigante mármol pentélico. Es característica de la cultura Griega.

Se trata de un templo de orden dórico, las columnas no tienen base , su fuste es estriado, su capitel esta compuesto de collarino, equino y ábaco. Tiene un arquitrabe liso. Tipológicamente, por su número de columnas en la fachada es hexástilo (seis columnas).

El templo griego fue originalmente un edificio que contenía la imagen de culto. No solía servir como lugar de culto,ya que la veneración a Dios, así como los sacrificios, se realizaban al aire libre. Dicha arquitectura está situada en la Acrópolis de Atenas y se edifico en los años 437-433 aC. El templo era el tipo de construcción más importante y más extendido de la arquitectura griega.

miércoles, 12 de octubre de 2011

EL MÉGARON.


Este edificio es considerado el antecedente del templo griego. Tiene su origen en las civilizaciones prehelénicas (cretense y micénica) durante el II milenio aC. y se trata de un "Gran salón" donde tenían lugar las deliberaciones religiosas y civiles a la luz de la llama sagrada. Generalmente constaba de tres espacios: un pórtico, con dos columnas; el vestíbulo o pronaos; y la sala principal, denominada cella o naos.

PRÁCTICAS





Con esta actividad comenzamos a poner en práctica lo que hemos aprendido en clase: se trata de que clasifiqueis esta arquitectura. Para ello debeis utilizar el método que estamos aplicando en el aula y los apuntes que sobre la arquitectura griega acabo de colgar. ¡Suerte! utilizad los comentarios para vuestras respuestas.



UNIDAD 5. La arquitectura griega. Los órdenes. El templo y el teatro. La acrópolis de Atenas.

Se trata de una arquitectura adintelada, sencilla, clara y armónica, construida por y para los hombres. Emplea la piedra como material en los edificios nobles y el mampuesto, el adobe y la madera para los edificios familiares, apenas conservados. En general, las formas arquitectónicas griegas quedan definidas en la época arcaica, siendo concretadas y perfeccionadas durante el periodo clásico y se mantienen invariables durante el helenismo con la sola excepción de los monumentos conmemorativos que adoptan nuevos modelos como exaltación de su carácter cortesano.

El templo.
El origen de la arquitectura monumental hay que buscarlo en el plano de la religión y dentro de ella en el templo, el único edificio capaz de aglutinar los sentimientos de un pueblo como el griego, tan heterogéneo en lo político y lo social. El templo griego se concibe como lugar de depósito de la escultura del dios, alzado sobre un solar sagrado: el témenos, rodeado por un muro perimetral que lo separa del mundo profano. Su ubicación se asoció siempre a lugares de especial significación natural: grutas, manantiales, árboles… que podían ser considerados como manifestaciones de la divinidad y otorgaban al lugar un sentido especial.
Los primitivos templos fueron realizados en madera, con una estructura muy variable según las zonas, aunque con un precedente remoto en el mégaron micénico. A lo largo del siglo VII aC. se fue introduciendo la piedra en su construcción, primero en el interior y más tarde en el orden de columnas. Al mismo tiempo el interior fue compartimentándose en diferentes estancias hasta llegar a la solución canónica que será frecuente desde el s. VI aC: pronaos (vestíbulo), naos o cella (templo propiamente dicho) y opistódomos (sala posterior, sin comunicación con la cella y destinada al depósito de exvotos y tesoro del templo).
El templo más simple era el denominado in antis, por tener dos columnas entre las pilastras o antae que remataban las paredes laterales de la cella. En ocasiones, podía estar precedido de un pórtico columnado en la fachada principal: próstilo, y repetirse también en la fachada trasera: anfipróstilo. Si estaba rodeado de columnas era periptero, y díptero, si la columnata que lo rodeaba era doble.
Atendiendo al número de columnas que aparecían en su fachada, el templo podía ser dístilo (dos columnas), tetrástilo (cuatro columnas), hexástilo (seis columnas), octástilo (ocho columnas), decástilo (diez columnas)... Los templos que presentaron un número impar de columnas en su fachada principal fueron muy raros, pero los hubo, sobre todo en la época arcaica.

Los órdenes.
Como hemos dicho el templo se convirtió desde antiguo en la imagen arquitectónica de lo griego, pueblo muy dividido en lo político, lo económico y lo social, pero consciente de tener un acerbo cultural común en el que la religión constituyó el principal referente de unión. La arquitectura templaria debía responder, por ello, a unos esquemas de construcción muy homogéneos que reprodujeran la misma tipología de edificios en lugares muy distanciados geográficamente. Por eso, surgen y se consolidan los órdenes arquitectónicos, conjunto de elementos constructivos que regularizan la edificación de los templos conforme a su proporción y armonía. Los dos más empleados fueron el dórico y el jónico, uniéndoseles a partir de la época clásica un tercero: el orden corintio.
El orden dórico es el más antiguo de todos y debe su nombre a que la tradición lo consideraba una creación de los dorios, pueblo severo y disciplinado, habitantes del Peloponeso y la Magna Grecia. Tiene precedentes en las columnas protodóricas egipcias o el capitel cretense. Su concreción definitiva se atribuía a Doros, arquitecto del primitivo templo de Hera en Argos, a través de los siguientes elementos:
1. Un pedestal o krepis, compuesto por tres escalones: estereobato, los inferiores, y estilobato, el superior.
2. Un orden de columnas, sin basa, que arranca directamente del estilobato y está compuesto por un fuste estriado (de aristas vivas) y un capitel con dos elementos principales: un elemento circular, el equino, cuyo tamaño va disminuyendo con el tiempo, y el ábaco, un prisma cuadrangular y liso.
3. El entablamento, compuesto por tres elementos: el arquitrabe o epistilo, cuerpo de vigas lisas perimetrales, sobre el que descansa el peso de la techumbre y que transmite dicho peso a las columnas; el friso, sobre el arquitrabe, se corresponde con el entramado de vigas del techo. Al exterior estaba decorado con triglifos (tres estrías verticales) y metopas. Los primeros se interpretan como la petrificación del corte en sección de las primitivas vigas de madera o simplemente como montantes pétreos que expresan con las estrías verticales su función de soporte vertical; las segundas son placas pétreas destinadas a rellenar los huecos entre triglifos, utilizadas para la decoración con relieves. Y la cornisa es un elemento sobresaliente a modo de pequeño alero que protegía las decoraciones relivarias.
4. El tejado, a doble vertiente, dejaba en su frente un espacio triangular o frontón, cuya parte interna, el tímpano, solía estar decorada con esculturas alusivas a los dioses.
El orden dórico se desarrolló y extendió desde fines del s. VII aC. por toda Grecia Continental y las colonias del Mediterráneo: Sicilia y Magna Grecia, donde fue evolucionando desde su primitivo aspecto achaparrado hacia soluciones más equilibradas, a través de la reducción del diámetro del fuste, la modificación de los intercolumnios e incluso correcciones ópticas de gran sofisticación. El conjunto arquitectónico debe imaginarse estucado y policromado, siendo los colores preferidos el rojo (para destacar los elementos horizontales) y el azul (para los verticales).

El orden jónico nació y fue característico de las islas y costas de Jonia (Asia Menor), donde alcanzó su mayor monumentalidad y difusión. Se trata de un orden de inspiración naturalista con el que, según Vitruvio (arquitecto romano del s. IdC), se intentaba plasmar la suavidad y belleza del cuerpo femenino. Lo cierto es que en Egipto, Mesopotamia y Palestina existieron antecedentes del capitel con volutas, por lo que, al igual que en caso del orden dórico, debemos considerar una cierta influencia externa. No presenta en su planta y krepis diferencias significativas respecto al dórico, pero sí en la configuración de los elementos de sus columnas y entablamento. Así, las columnas jónicas, más esbeltas que las dóricas, no arrancan directamente del estilobato, sino que apoyan sobre una basa moldurada. El fuste jónico es acanalado (con aristas muertas o planas). Y el capitel está coronado por dos espirales enfrentadas, denominadas volutas. El arquitrabe jónico está dividido en tres bandas horizontales o fasciae, el friso presenta una decoración continua de relieves y la cornisa suele ser más pronunciada.En general, el jónico se caracteriza por sus esbeltas proporciones, su riqueza decorativa y la supresión de los severos cánones del dórico.
Fue empleado preferentemente en las costas de Anatolia, pero también se construyeron notables edificios jónicos en la Grecia continental e incluso en Atenas, como expresión reivindicativa de su pasado jonio.

El orden corintio –el último en aparecer- es en realidad una variante ornamental del anterior, del que sólo se distingue por sus dimensiones más esbeltas y por la utilización de un capitel conformado por dos filas de hojas de acanto superpuestas y unas pequeñas volutas en las esquinas. La tradición supone su invención a un famoso orfebre, Kalímaco, natural de la ciudad de Corinto y discípulo de Fidias. Su uso se remonta a la época clásica en el Peloponeso y Atenas, sin embargo alcanzó su mayor desarrollo en época helenística y romana.La acrópolis de Atenas.


La sistematización definitiva de los órdenes y la culminación del clasicismo en la arquitectura debe asociarse a la figura de Pericles y a las obras para el embellecimiento de la zona más noble de la ciudad de Atenas:

LA ACRÓPOLIS.Gracias al prestigio político obtenido con la victoria sobre los persas (confirmada por la paz de Calias de 449 aC.) y al control económico del tesoro y los tributos de sus aliados, Pericles desarrolla un programa de reconstrucción de la Acrópolis –arrasada durante la guerra- llamado a convertirse en el modelo de la nueva Grecia y en la culminación de la serenidad y emoción contenidas como reflejo de la plenitud interior que es el clasicismo. Para el embellecimiento de la Acrópolis, Pericles contó con el talento del escultor Fidias, al que nombró inspector de todas las obras (epískopos panton), y con la colaboración de los mejores arquitectos de la época: Ictino, Calícrates y Mnésicles.
Los dos primeros fueron los autores de la construcción más emblemática de la cultura griega: El Partenón, entre el 447 y el 438 aC., dedicado a la diosa Atenea Párthenos (Atenea virgen), como símbolo inequívoco del imperialismo ateniense. Es un templo dórico octástilo y períptero. Tanto en su estructura como en sus detalles ornamentales se aprecian influjos de las corrientes jónicas (Atenas había sido habitada por los jonios, algo de lo cual los atenienses se sentían orgullosos por diferenciarlos de las demás polis del continente), así como una constante preocupación por los efectos ópticos y de perspectiva que se plasmaron en la curvatura de los elementos horizontales, la inclinación de los verticales y el aumento del volumen de las columnas exteriores, innovaciones técnicas que confieren al conjunto una sorprendente impresión de armonía y plasticidad.Su cella, cuya altura alcanzó los 19m. estaba dividida en forma de U por una fila continua de dobles columnas dóricas superpuestas que creaban el escenario propicio para el depósito de la colosal imagen criselefantina de la diosa Atenea, una de las obras más famosas de Fidias y de toda la Antigüedad. Tras ésta, y sin comunicación interior se situaba el opistódomos, la cámara de las doncellas (estancia que originalmente recibió la denominación de partenón), con cuatro columnas jónicas en su interior y destinado a albergar los exvotos del templo y el tesoro de las polis aliadas.La columnata exterior, de 10m. de altura, soportaba un entablamento al modo dórico, cuyas metopas estaban decoradas con temas de la gigantomaquía (friso oriental), la amazonomaquia (el occidental), la Guerra de Troya (el septentrional) y la centauromaquia (el meridional). Por su parte, el friso que ciñe los muros interiores de la cella –rasgo de inspiración jónica- se decoró con la procesión de las panateneas, fiestas quinquenales celebradas en honor de la diosa y en las que participaba todo el pueblo ateniense. Para la decoración de los frontones se eligieron dos de los temas más significativos de la vida de Atenea. En el oriental, su nacimiento del cerebro de Zeus; en el occidental, su disputa con Poseidón por el dominio del Ática.El Partenón representa la culminación de la arquitectura griega: la simetría, el ritmo, las dimensiones humanas y la proporción (en todo el edificio con un ritmo 4:9 de evocación aúrea), están aquí llevados a su máxima perfección.
Un año después de la conclusión del Partenón se inicia la construcción de los Propileos (437-433 aC.), la entrada monumental de la Acrópolis, concebida con la magnificencia que merecía tan noble recinto. Fue construido por Mnésikles en mármol pentélico y mármol azulado de Eleusis, con el fin de realzar las líneas arquitectónicas. Estructuralmente respondía a una tradicional forma en “H” ya presente en algunos edificios micénicos, con un cuerpo central y dos alas laterales simétricas. Sus dos frentes se concibieron como fachadas de templos hexástilos, con el intercolumnio central más ancho para favorecer el acceso desde la calzada que ascendía desde el ágora; de los edificios laterales se completó sólo el ala norte, que fue dedicada a pinacoteca.
Poco más tarde y después de superar una serie de problemas relacionados con la terminación de las obras de los Propileos y el estallido de la Guerra del Peloponeso, se construye el pequeño ( 8,27 X 5,44m.) templo de Atenea Niké (Atenea victoriosa), conocido también como el templo de la Niké Aptera (Victoria sin alas), para significar que el genio caprichoso de la victoria nunca abandonaría a la polis ateniense. Se retomaba así un viejo proyecto de Calícrates que fue abandonado por la construcción del Partenón. Está construido en mármol pentélico, es de orden jónico, tetrástilo y anfipróstilo. Además, situado en el baluarte de entrada al recinto acropolitano, era un símbolo más de la herencia jonia de la ciudad. Fue inaugurado en el 421aC., coincidiendo con la paz de Nicias y ocho años después de la muerte de Pericles.
También en el 421 aC comienza la construcción del último gran templo de la Acrópolis: el Erecteion (421-406 aC.), atribuido a Mnésikles por lo delicado de su estilo. Es, sin duda, el más complejo, por tener que salvar importantes desniveles que no podían ser modificados debido al simbolismo religioso del terreno y porque debía servir para venerar a las divinidades y héroes que tenían algo que ver con Atenas: Atenea, Poseidón, Erecteo, Cecrops, Erictonio, etc. Además, se construyó en orden jónico para rivalizar con el próximo Partenón. El edificio se concebía como un templo tradicional de planta rectangular y orientado de Este a Oeste, aunque con tres pórticos, cada uno situado a distinto nivel, por exigencias del terreno y por respeto a los puntos que eran motivo de veneración. El inferior, al norte, es un pórtico tetrástilo que conduce al santuario de Poseidón-Erecteo, donde el dios había golpeado la roca con su tridente y donde tenían lugar ancestrales cultos a la tierra. La parte oriental, sensiblemente más elevada, presentaba un pórtico hexástilo y se dedicaba a la Atenea polías (Atenea ciudadana). Hacia el sur, frente al Partenón, se elevaba un tercer pórtico, en realidad una tribuna-balconada sustentada por seis cariátides (estatuas-columna femeninas) atribuidas al escultor Alcamenes, discípulo de Fidias. En el lado occidental se repitió, sobre un alto muro, la disposición del oriental, con columnas adosadas.La distribución interior sigue siendo motivo de dudas, aunque, condicionada por sus tres pórticos, presentaría también una gran singularidad favorecida por el valor autóctono que se le pretendía otorgar.El orden jónico alcanzó en este edificio su más alta expresión, siendo muy imitado en épocas posteriores. Frente a la elegante sencillez del Partenón, el Erecteión aporta una mayor riqueza y variedad decorativa que anticipa la arquitectura del s. IV aC.

La arquitectura del siglo IV. El teatro. Durante el siglo IV aC. la arquitectura griega va perdiendo el equilibrio clasicista, como consecuencia de la crisis ideológica que había supuesto la Guerra del Peloponeso, al tiempo que ampliando el repertorio constructivo, convirtiéndose en un antecedente de la arquitectura de la etapa helenística.Desde el punto de vista templario destacan los grandes edificios jónicos de Asia Menor en las ciudades de Priene y Sardes, del mismo modo que aparecen nuevos modelos como los Tholos –templos circulares-, entre los que destacan los de Marmaria en Delfos, Olimpia y Epidauro.El tholos se convierte también en modelo para monumentos conmemorativos, tal es el caso de la Linterna de Lisícrates, erigido en Atenas como premio a un certamen musical y una de las primeras construcciones conservadas en la que se emplea el capitel corintio.De esta época son también los grandes teatros griegos, como el de Dionisos, en la falda de la Acrópolis ateniense, y el de Epidauro. La tragedia era para los griegos la manifestación literaria más importante, formando parte fundamental de sus vidas los certámenes literarios, celebrados en un principio en las hondonadas entre varias colinas. El crecimiento de las polis y las nuevas necesidades de las representaciones derivaron hacia la creación de edificios estables que guardaban alguna relación con aquellos primitivos espacios: así se trazaban siempre en las laderas de las colinas, aprovechadas para el diseño de un graderío o theatrón (cávea, en latín) ultrasemicircular, que definía un espacio circular: la orchestra circular, donde se sitúa el coro y los danzantes, y detrás de la cual se coloca el escenario o skené. El teatro es ejemplo del desarrollo urbanístico y social de las polis griegas, que influira decisivamente en sus conquistadores (Roma).