"La grandeza del hombre es que es un puente y no un fin", FRIEDRICH NIETSCHE.

domingo, 30 de octubre de 2011

UNIDAD 6. La evolución de la escultura griega.




La escultura alcanza una importancia extraordinaria dentro del arte griego, tanto por las novedades que introduce como por servir de referencia formal a toda la estatuaria posterior. Ya es significativo que a la arquitectura se le asignen “valores escultóricos”, lo que confirma que la estatuaria tuvo una preeminencia fundamental en el contexto del arte griego, como demuestra la especial consideración de los escultores por encima del resto de los artistas y el hecho de que los griegos intentasen expresar a través de ella su sensibilidad y su ideario de belleza.Esencialmente se trata de una escultura antropomórfica, que exalta el ideal del hombre perfecto a través de la armonía y la proporcionalidad del cuerpo, a la que se añade una perfección espiritual representada por su abstracción expresiva. Se trabajan distintos materiales, siendo los más significativos el bronce y el mármol, y diferentes tipologías, pudiendo encontrar interesantes ejemplos exentos, así como de relieves asociados a las grandes arquitecturas.






A) La escultura arcaica.



El origen más remoto de la estatuaria griega hay que buscarlo en las viejas y veneradas imágenes de madera (xóanas) de las que nos hablan las fuentes. Posiblemente se tallaron en madera de árboles considerados sagrados para, más tarde, repetirse en ídolos de terracota y piedra caliza, primero, y bronce y mármol, después. A estas primitivas esculturas se le fueron añadiendo rasgos derivados del contacto con otras civilizaciones como consecuencia del proceso de colonización, fundamentalmente Egipto, donde los griegos habían fundado la ciudad de Naucratis en el delta del Nilo. La gran escultura egipcia se impuso así como punto de partida para la estatuaria griega, aunque los artistas helenos no tardaron en adecuar dichos modelos a su peculiar sentido de la belleza formal y de la proporción, concebida en este primer momento del arte griego como una lucha de opuestos (“de las cosas opuestas nace la más bella armonía”, había subrayado Heráclito).Quizá por eso, los motivos que barajaron los escultores en un primer momento fueron poco variados y contrapuestos: el joven atleta desnudo (kouros) como tema predilecto; la mujer joven vestida (koré); y en menor medida, figuras de monstruos mitológicos y animales. Kouroi y korai poseen un sentido genérico y ambiguo. Son estatuas de varonía o feminidad, representados en la flor de la vida. Y así, adquieren múltiples funciones: son imágenes adecuadas para representar a un dios –Apolo o Atenea-, pueden ser exvotos agradables para la divinidad, representaciones de imágenes para una tumba, a símbolos identificativos de una ciudad, de un linaje familiar o de una victoria. Las esculturas de esta época fueron obra de talleres, cada uno de ellos con rasgos y peculiaridades propias. Afán primordial en todos ellos fue animar la piedra inerte y conquistar la expresión de actitudes primarias; en el caso del kouros, el movimiento y la corporeidad, en el de la koré, la quietud y la insinuación. Todas ellas son figuras arquetípicas, volumétricas y de gran geometrismo; acusan una pronunciada frontalidad y destaca sobremanera el tratamiento de unos rostros estereotipados de ojos globulares y sonrisa enigmática. Los modelos masculinos iniciales suelen ser de grandes dimensiones y rasgos muy acusados (como por ejemplo la pareja de Cleobis y Bitón del museo de Delfos), evolucionando con el tiempo hacia medidas más próximas al natural y una mayor delicadeza en el tratamiento de las anatomías y la musculatura (caso del kuros de Anavyssos). Los modelos femeninos, son de menor tamaño del natural, evolucionando desde las formas más austeras de la Dama de Auxerre (s. VII aC.), hasta las más insinuantes de la koré del Peplo o las korai del museo de la Acrópolis.Derivadas de estas esculturas son aquellas que introducen escenas con animales, dotándolas de una incipiente narrativa, como el oferente del carnero o Mocóforo, o el jinete Rampin sobre su caballo.Al margen de estas esculturas que caracterizan el periodo, no debemos olvidar la existencia de una estatuaria asociada a las estelas funerarias, así como la ejecución de los primeros programas decorativos de las grandes arquitecturas: tímpanos, metopas y frisos. Se trata de imágenes relacionada con el mito y las divinidades, donde el artista experimenta las posibilidades de la adecuación al marco. En los primeros templos, como el de Artemisa en Corfú, dicha adecuación se soluciona toscamente utilizando diferentes escalas en los personajes representados. Con el tiempo se mejoran las posibilidades de adaptación a los espacios narrativos del templo, que culminan en los frontones de Afaya en Egina, obra maestra del último arcaísmo.






B) La escultura clásica.



En la primera mitad del s. V aC. se asiste a una evolución de la escultura que va a liberarse progresivamente de la rigidez y el estatismo del periodo arcaico, desarrollando pautas y criterios más ágiles y dinámicos que anticipan lo que habrá de ser el pleno clasicismo de la mitad del siglo. Además, también se emplea más variedad de materiales y una mayor diversidad temática. A este periodo, que transcurre entre la terminación del frontón oriental del templo de Afaia y la ejecución de las esculturas de los frontones del templo de Zeus en Olimpia se le denomina periodo o estilo severo, que se refleja en los rostros serios y ensimismados de los personajes representados, llenos del ethos o solemnidad que subyace de las repercusiones que los efectos de las Guerras Médicas dejan traducir en el arte.Frente al auge del mármol en la época arcaica, el siglo V desarrolla las técnicas del bronce para la escultura exenta. Se aplica ahora el procedimiento llamado a la cera perdida: el bronce fundido sustituía a la cera derretida, previamente introducida en un núcleo de arcilla. Entre las esculturas de bronce cabe señalar el célebre grupo de los Tiranicidas Harmodio y Aristogeitón. La obra fue realizada por Kritios y Nesiotes para sustituir a otra anterior, robada por los persas y conocida a través de copias romanas. Este grupo escultórico que exalta a los héroes populares que posibilitaron la caída de la dinastía pisistrátida tiene una connotación política impensable en la época arcaica. A este mismo momento corresponde también el dios hallado junto al cabo Artemisión, Poseidón, o Zeus para otros autores, que representa al dios con el brazo izquierdo extendido en gesto de dominio y el derecho en la actitud de arrojar su tridente o rayo (según se trate de uno u otro). La escultura manifiesta la poderosa existencia divina, reflejada por la dignidad del gesto y una anatomía magnífica. La multiplicidad de vistas despliegan la actitud mostrativa del cuerpo en acción. Sin embargo, la escultura más emblemática del periodo es el célebre Auriga de Delfos, dedicado por el tirano Polyzalos de Gela al mencionado santuario en conmemoración de su victoria en una competición de carreras en 474 aC. La figura del auriga guía serenamente su cuadriga tras la carrera en el solemne momento del triunfo. Su actitud contenida y su rostro evocan el ethos y la concentración reservada típica del estilo severo, vuelto levemente hacia un lado, indican la árete, la virtud, propia del vencedor atlético.A mediados del s. V se produce el momento de mayor esplendor de la escultura griega: el clasicismo pleno, tanto en el número como en la calidad de las obras y sus autores. Es el siglo de Pericles que engrandece la Atenas democrática, pero es también la etapa de autores universales como Mirón, Policleto y Fidias quienes, según la tradición, serían discípulos del un mismo maestro: Hageladas de Argos. Gracias a ellos la escultura se convirtió en la expresión más sublime del arte griego. La belleza de los cuerpos, la proporción de las formas, la agilidad de movimientos y la conquista de las expresiones, de acuerdo con los más profundos sentimientos, en consonancia con los ideales filosóficos platónicos, fueron algunos de los principales logros alcanzados a partir de entonces en la gran estatuaria. La variedad de los temas tratados y la atinada conjunción de los dioses con héroes y mortales en muchas de sus grandes composiciones, han servido para fijar prototipos y repertorios que pueden calificarse de inmortales. Estudiar en profundidad la obra de los escultores griegos a partir de mediados del s. V aC. supone adentrarse en el mundo de las copias romanas que, en distintas épocas y talleres, repitieron una y otra vez, a tenor de la demanda, las más célebres obras de los artistas griegos.Mirón de Eleutere es el mayor del trío. Fue discípulo directo de Hageladas y cultivó exclusivamente la escultura en bronce. Su preocupación primordial fue la captación del movimiento instantáneo y su veraz reflejo en la composición, en las actitudes y en la anatomía. Sin embargo, Mirón descuidó las expresiones del rostro, que conservaron las actitudes ensimismadas del periodo severo. Se le han atribuido entre otras obras el grupo de Atenea y Marsias, esculturas de Hércules, Perseo y Apolo, y varias estatuas de atletas entre las que sobresale el célebre Discóbolo: el lanzador de disco. La escultura fija un tiempo sintético en el que pasado y futuro confluyen en un instante simétrico, creando una secuencia temporal o “ritmo”. Para conseguirlo, la disposición de la figura es muy atrevida, curvilínea y en espiral, multiplicando sus puntos de vista y el dinamismo de la obra. Estamos en el umbral del clasicismo al subrayar el equilibrio emocional de la imagen, si bien arrastra la rémora severa de la inconexión entre la acción representada y el rostro inexpresivo del atleta.Policleto de Argos es el mayor representante de la escultura peloponesia que conduce al clasicismo durante el tercer cuarto del siglo V aC. Quiso reproducir en sus esculturas un modelo de realidad sin imperfecciones. Como el filósofo y matemático Pitágoras, que veía en el universo una armonía de números, Policleto creyó en una realidad superior basada en proporciones matemáticas. Escribió un tratado, el Canon, sobre las relaciones numéricas y la simetría o relación entre las partes del cuerpo humano para alcanzar sus proporciones ideales. Y encarnó su teoría en una escultura en bronce: el Doríforo, que conocemos por numerosas copias romanas en mármol. Es un joven desnudo que lleva la pesada lanza heroica –dory- en su mano izquierda, doblando el brazo izquierdo por el codo, mientras el derecho cae relajado junto al cuerpo. Su pierna derecha, plenamente apoyada, sostiene el peso, pero la izquierda inicia un movimiento potencial, entendido como tensión inmediata y posibilidad inminente (contrapposto). La medida y ponderación de fuerzas diversas conlleva una precisa articulación del cuerpo atlético. El rostro, sereno, gira hacia nuestra izquierda. Se ha propuesto que este cuerpo desnudo no es sólo una abstracción, un canon, sino que encarna un ideal de héroe aristocrático (tal vez Aquiles) a quien corresponde una armonía superior. En el Diadúmeno, el joven que se anuda sus cintas de atleta con ambos brazos extendidos, Policleto acentuó su preocupación por el cuerpo de belleza perfecta recurriendo a la mayor riqueza de movimientos y equilibrios de una figura en aspa.Respecto a Fidias, tal vez el más importante de los escultores clásicos, sabemos muy poco de su biografía: era ateniense y su trabajo se desarrolla entre el 470 y el 430 aC. Su estrecha relación con Pericles en el momento de mayor esplendor de la historia de Atenas le convirtió en el principal coordinador y supervisor de las obras del Partenón, donde se concentran sus mayores logros. Cuando Pericles caiga en desgracia y Atenas se aboque a la Guerra del Peloponeso, Fidias también sufrirá sus consecuencias, huyendo a Olimpia, donde realiza otra de sus obras cumbres: la escultura crisoelefantina de Zeus Olímpico.Dentro de sus obras atenienses debemos significar la estatua de Atenea Partenos, la escultura crosoelefantina de más de 12 metros de altura que presidía la cella del Partenón. Los tratadistas antiguos la celebraron como su obra más emblemática, que hoy conocemos a través de copias romanas muy deformadas. En el contexto de las obras del mencionado templo y al margen de la estatua de Atenea, Fidias dirigió la decoración de las metopas, el friso interior y los frontones del templo, si bien en su mayoría fueron realizadas por los discípulos de su taller. Las 92 metopas representan los temas de la Gigantomaquia, la Amazonomaquia, La Guerra de Troya y la Centauromaquia. El friso interior alude a las fiestas Panateneas, cuando toda la ciudad desfilaba detrás de las doncellas para ofrecer a la diosa un rico peplo tejido por ellas. Los frontones se decoran con escenas de la diosa titular: el nacimiento de Atenea y su disputa con Posidón por el dominio del Ática.En todas estas esculturas queda patente el genio del escultor, la exquisita armonía de sus figuras, sus composiciones equilibradas, el tratamiento de los cuerpos proporcionados, sus delicadas anatomías, sus formas elegantes y un rigor extremo en el tratamiento psicológico de los personajes que se aleja definitivamente de la inexpresividad severa para conseguir un sutil equilibrio espiritual. La perfecta plástica de las obras fidíacas queda ejemplarizada en el tratamiento especial de los paños, elemento que el utiliza con todo su caudal expresivo gracias a la técnica de los “paños mojados”, con los cuales se acentúa la sutilidad de las figuras, gracias a la sensualidad que de ellos se desprende.Superado el momento de esplendor del clasicismo, durante el siglo IV aC. asistimos a un amaneramiento de las formas, la estilización de los cánones, la acentuación del movimiento y la pérdida de la ortodoxia en el equilibrio, armonía y proporción de las imágenes: el clasicismo tardío. El fenómeno es paralelo a la crisis de Atenas como consecuencia de la Guerra del Peloponeso, y por ende de los ideales platónicos, que son sustituidos por una visión más pragmática e individualizada del arte heredada de los sofistas. La nueva estatuaria está reflejada a través de tres de sus artistas principales: Praxíteles, Scopas y Lisipo.Praxíteles, ateniense, hijo del escultor Cefisodoto, elegió como material preferente para sus creaciones el mármol, a través del cual expresa la gracia (charis) femenina y de la adolescencia. Es el escultor de la sensualidad contenida, buscada intencionadamente como contrapunto a la solemnidad del periodo anterior. Se considera obra salida directamente de sus manos el Hermes con Dioniso niño de Olimpia. De sus creaciones, inconfundibles por las curvas que describen las caderas de sus personajes (curva praxitélica), se conservan numerosas copias que gozaron de gran demanda en época romana.Scopas, contemporáneo del anterior, logró reflejar en sus obras los estados del alma y las pasiones cuyos efectos se reflejan en los rostros y en las actitudes y movimientos de los personajes. Así como Praxíteles se le considera el escultor de la charis, a Scopas se le atribuye la conquista del pathos, el sentimiento expresado desde las cuencas profundas de los ojos de sus personajes y por medio de los giros violentos de sus cuerpos. Trabajó en el Artemisión de Éfeso y probablemente corrió a sus cargo la dirección del mausoleo de Halicarnaso. Se le atribuye además la Ménade del Museo Albertinum de Dresde.Lisipo siguió en la línea de los grandes broncistas, empleando este material casi exclusivamente en sus obras, la mayoría de las cuales fueron cuerpos de atletas en los que la vida y el movimiento se articulan con toda verosimilitud. Así sucede en su famoso Apoxiomeno, quitándose los restos de la competición, que evidencia la estilización de los cánones policléticos. Lisipo fue además el escultor predilecto de Alejandro Magno y su mejor retratista.






C) La escultura helenística.



Al igual que sucedió en la época arcaica, la escultura de los siglos III al I aC. vuelve a ser el resultado de la producción de diferentes talleres, cada uno con peculiaridades propias, aunque en todos se apreciase la herencia de los grandes maestros clásicos. Como rasgos generales compartieron el gusto por la teatralidad, la composiciones piramidales, las actitudes desenfadadas y violentas en las que no se evitaron las torsiones y giros en espiral, las expresiones patéticas, los temas eróticos, etc. El afán permanente por acercarse lo más posible a la realidad condujo, en muchas ocasiones, a una exageración y barroquización de las formas e, incluso, la utilización del feísmo y de la decrepitud como medio para conseguir un impacto efectista. Se rompieron así el equilibrio y la armonía en pos de la belleza que habían sido inspiradores de los siglos anteriores, imponiéndose un concepto de belleza artistotélico concebido como imitación: mímesis de la realidad.Las diferentes corrientes de este periodo se pueden estudiar a modo de escuelas:- La escuela clasicista. Centrada preferentemente en Ática a través de los continuadores de Praxíteles, Scopas y Lisipo, se mantuvo más o menos fiel a los planteamientos clásicos precedentes. Tal vez las obras más significativas de este momento sean la célebre Venus de Milo y el Torso Belvedere de Apollonios.- La escuela de Pérgamo. A través de dos momentos diferenciados. Una primera escuela desarrollada durante el reinado de Atalo I (s. III aC), a la que pertenecen una serie de estatuas de gálatas vencidos que figuraron en un monumento conmemorativo de la victoria obtenida sobre galos y sirios en el 225 aC. Son figuras de enorme fuerza expresivas, tratadas todavía con enorme clasicismo formal y entre las que sobresale el Galo moribundo del Museo Capitolino. Un segundo momento corresponde a la decoración escultórica del famoso Altar de Zeus, levantado por Eumenes II (s. II aC.), con magníficos relieves de enorme tensión emocional y fuerte carga compositiva y teatral.- La escuela de Rodas. Muy influenciada por la obra de Bryaxis, escultor cario que trabajó en el Mausoleo de Halicarnaso, y cuya principal característica fue una decidida tendencia al colosalismo. Obra que responde a esta corriente es la Victoria de Samotracia que se erigía en el santuario de los Cabiros de dicha isla. Aparece erguida sobre un pedestal en forma de casco de navío, aún con las alas desplegadas y los ropajes agitados por el viento. Atribuida a Pitócritos de Samos, se ha fechado hacia el 190 aC. Aunque la obra más célebre de esta escuela es el grupo escultórico de Laocoonte obra de Agesandros, Polidoros y Atanadoros en el s. I dC, aunque quizás copiando modelos del s. II aC. Describe un episodio de la Eneida de Virgilio, cuando Laocoonte, sacerdote de Apolo, se opone a la entrada del caballo de Troya, siendo atacados por entonces por la serpiente Pitón. La obra es de una gran espectacularidad dramática, hasta el punto de ser considerada expresión universal del dolor. En este efecto dramático tiene mucho que ver la disposición teatral de los personajes, sus posturas retorcidas y la fuerza expresiva de sus anatomías, así como el empleo de la técnica del trépano en el trabajo del mármol. Esta escultura, descubierta en 1506 tuvo un impacto enorme en artistas del Renacimiento como Miguel Ángel.- La escuela de Alejandría. La carencia de mármol favoreció una estatuaria de género y adorno realizadas frecuentemente en terracota. Siguiendo modelos continentales proliferaron las Tanagras, esculturillas decorativas con las que se satisfacía las demandas de la sociedad acaudalada alejandrina.

PRÁCTICAS


Comentad esta imagen siguiendo el método aplicado en clase y en los ejemplos que tienes en el blog. Os recuerdo que lo hacemos en el apartado Comentarios y no a través de una entrada nueva.

¡Celebramos la onomástica de nuestro blog!

Comentario de imagen: TEATRO DE EPIDAURO.






Las imágenes representan la vista y planimetría de una obra arquitectónica adintelada, realizada en piedra de sillería y concebida para la celebración de espectáculos, perteneciente a la época clásica griega. Se trata del teatro de Epidauro, el mejor conservado del mundo griego, notable por su visibilidad y su acústica, además de por la perfecta simetría de sus líneas. Es obra de Policleto el Joven, realizada en el siglo IV aC. y permitía la asistencia de 15.000 espectadores a las representaciones.

El teatro de Epidauro se basa en la clásica tipología de teatros griegos; consta de tres partes esenciales que observamos esquematizadas en el dibujo: la escena o skené, la orquestra y la cávea (theatrón o gradería). La escena se encuentra a nivel de tierra y en ella se desarrolla la actuación principal; la orquestra, de planta circular, es la parte dedicada al coro y los danzantes y se sitúa delante de la escena; por último, y destinada al público, se encuentra la cávea, de planta ultrasemicircular que rodea en gran parte a la orquestra.

Puesto que el teatro, como género literario, es creación griega, también lo es el edificio destinado a su representación con estas características. Su génesis se encuentra en el hecho de que la tragedia era para los griegos la principal manifestación literaria que, a su vez, impregnaba gran parte de la vida cotidiana griega. Por ello, los certámenes literarios cobraron gran relevancia celebrándose en las hondonadas entre varias colinas; pero el crecimiento de las polis y las nuevas necesidades de las representaciones conllevaron la creación de un edificio apto para ello que, sin embargo, conservaba analogías con este origen (por ejemplo, el aprovechamiento del desnivel en las laderas de las colinas para crear la cávea). La escena no tiene aún la importancia que cobrará en el mundo romano, y en ella se emplean decoraciones giratorias en forma de prismas triangulares; además, en el centro de la orquestra se hallaba el altar de Dionisos, en cuyo honor se celebra la representación.



Junto al teatro, serán otros los edificios de carácter civil que también cobren importancia a partir del siglo IV, curiosamente coincidiendo con el declive del clasicismo, aunque quizá sea éste el que más trascendencia tuvo en la vida griega y posteriormente.




jueves, 27 de octubre de 2011

PRÁCTICAS. COMENTARIO DE TEXTO.

"Y eso es lo que se proponen la pintura y todas las demás artes, como el tejido, el bordado, la edificación y todas cuantas se refieren a la fabricación de los distintos objetos, y en no menor grado la naturaleza de los cuerpos vivos y de las plantas. En todas partes se nos aparece la gracia y la falta de ella. Mas, tanto la falta como la arritmia y la carencia de armonía están hermanadas con la fea expresión y las malas costumbres, mientras que las cualidades opuestas reflejan e imitan el carácter opuesto, sensato y bueno".

PLATÓN. República. 3, XI, 400.

Lee atentamente este texto de Platón y analiza cuál es la concepción del arte que tenían en la Grecia de principios del siglo IV aC. ¿Qué ideas te parecen más interesantes? ¿Cuáles relacionarías con la concepción estética actual?

PLATÓN fue un célebre filósofo de la Grecia Clásica, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, y fundador de la Academia, un centro de estudios especializado en el pensamiento y la cultura. Aunque sus opiniones sobre las artes plásticas ocupan un lugar secundario entre sus teorías filosóficas, nos proporcionan una gran información a cerca del entendimiento que los griegos tenían del arte.

domingo, 23 de octubre de 2011

Templo de Apolo.


Se trata del Templo Apolo , el cuál se construyó en Bassæ, que significa" los barrancos",en el Monte Cotilo,cercano a la ciudad de Figalia,en la antigua región de Arcadia.Su arquitecto,Ictino,el cuál creó el origen corintio,fue el progenitor de obras fundamentales como esta e incluso, el Partenón y el Telesterion de Eleusis.
Es un edificio cuya característica principal es que sus columnas pertenecen a los tres órdenes arquitectónicos y a su vez mezcla creaciones originales de arcaísmo arquitectónicos. Este edificio tuvo un sentido religioso y en la actualidad , cultural ,ya que es conocido por ser el primero de los patrimonios griegos en ser incluido en la lista de Patrimonios de la Humanidad de la Unesco.

ADIVINA...




Debajo de este toldo se encuentra uno de los más originales templos griegos de la Antigüedad. Debes adivinar de qué edificio se trata, a quién se atribuye su construcción y dónde reside su originalidad; una pista, tiene que ver con los órdenes arquitectónicos. Si eres el primero, haz una entrada propia con una fotografía del templo y un breve comentario del mismo.

lunes, 17 de octubre de 2011

Arquitectura

Arquitectura

La imagen a comentar es una arquitectura de tipo adintelado y planta longitudinal: su carácter es religioso en el que se hacían cultos. Esta cubierto con un pórtico doble y gigante mármol pentélico. Es característica de la cultura Griega.

Se trata de un templo de orden dórico, las columnas no tienen base , su fuste es estriado, su capitel esta compuesto de collarino, equino y ábaco. Tiene un arquitrabe liso. Tipológicamente, por su número de columnas en la fachada es hexástilo (seis columnas).

El templo griego fue originalmente un edificio que contenía la imagen de culto. No solía servir como lugar de culto,ya que la veneración a Dios, así como los sacrificios, se realizaban al aire libre. Dicha arquitectura está situada en la Acrópolis de Atenas y se edifico en los años 437-433 aC. El templo era el tipo de construcción más importante y más extendido de la arquitectura griega.

miércoles, 12 de octubre de 2011

EL MÉGARON.


Este edificio es considerado el antecedente del templo griego. Tiene su origen en las civilizaciones prehelénicas (cretense y micénica) durante el II milenio aC. y se trata de un "Gran salón" donde tenían lugar las deliberaciones religiosas y civiles a la luz de la llama sagrada. Generalmente constaba de tres espacios: un pórtico, con dos columnas; el vestíbulo o pronaos; y la sala principal, denominada cella o naos.

PRÁCTICAS





Con esta actividad comenzamos a poner en práctica lo que hemos aprendido en clase: se trata de que clasifiqueis esta arquitectura. Para ello debeis utilizar el método que estamos aplicando en el aula y los apuntes que sobre la arquitectura griega acabo de colgar. ¡Suerte! utilizad los comentarios para vuestras respuestas.



UNIDAD 5. La arquitectura griega. Los órdenes. El templo y el teatro. La acrópolis de Atenas.

Se trata de una arquitectura adintelada, sencilla, clara y armónica, construida por y para los hombres. Emplea la piedra como material en los edificios nobles y el mampuesto, el adobe y la madera para los edificios familiares, apenas conservados. En general, las formas arquitectónicas griegas quedan definidas en la época arcaica, siendo concretadas y perfeccionadas durante el periodo clásico y se mantienen invariables durante el helenismo con la sola excepción de los monumentos conmemorativos que adoptan nuevos modelos como exaltación de su carácter cortesano.

El templo.
El origen de la arquitectura monumental hay que buscarlo en el plano de la religión y dentro de ella en el templo, el único edificio capaz de aglutinar los sentimientos de un pueblo como el griego, tan heterogéneo en lo político y lo social. El templo griego se concibe como lugar de depósito de la escultura del dios, alzado sobre un solar sagrado: el témenos, rodeado por un muro perimetral que lo separa del mundo profano. Su ubicación se asoció siempre a lugares de especial significación natural: grutas, manantiales, árboles… que podían ser considerados como manifestaciones de la divinidad y otorgaban al lugar un sentido especial.
Los primitivos templos fueron realizados en madera, con una estructura muy variable según las zonas, aunque con un precedente remoto en el mégaron micénico. A lo largo del siglo VII aC. se fue introduciendo la piedra en su construcción, primero en el interior y más tarde en el orden de columnas. Al mismo tiempo el interior fue compartimentándose en diferentes estancias hasta llegar a la solución canónica que será frecuente desde el s. VI aC: pronaos (vestíbulo), naos o cella (templo propiamente dicho) y opistódomos (sala posterior, sin comunicación con la cella y destinada al depósito de exvotos y tesoro del templo).
El templo más simple era el denominado in antis, por tener dos columnas entre las pilastras o antae que remataban las paredes laterales de la cella. En ocasiones, podía estar precedido de un pórtico columnado en la fachada principal: próstilo, y repetirse también en la fachada trasera: anfipróstilo. Si estaba rodeado de columnas era periptero, y díptero, si la columnata que lo rodeaba era doble.
Atendiendo al número de columnas que aparecían en su fachada, el templo podía ser dístilo (dos columnas), tetrástilo (cuatro columnas), hexástilo (seis columnas), octástilo (ocho columnas), decástilo (diez columnas)... Los templos que presentaron un número impar de columnas en su fachada principal fueron muy raros, pero los hubo, sobre todo en la época arcaica.

Los órdenes.
Como hemos dicho el templo se convirtió desde antiguo en la imagen arquitectónica de lo griego, pueblo muy dividido en lo político, lo económico y lo social, pero consciente de tener un acerbo cultural común en el que la religión constituyó el principal referente de unión. La arquitectura templaria debía responder, por ello, a unos esquemas de construcción muy homogéneos que reprodujeran la misma tipología de edificios en lugares muy distanciados geográficamente. Por eso, surgen y se consolidan los órdenes arquitectónicos, conjunto de elementos constructivos que regularizan la edificación de los templos conforme a su proporción y armonía. Los dos más empleados fueron el dórico y el jónico, uniéndoseles a partir de la época clásica un tercero: el orden corintio.
El orden dórico es el más antiguo de todos y debe su nombre a que la tradición lo consideraba una creación de los dorios, pueblo severo y disciplinado, habitantes del Peloponeso y la Magna Grecia. Tiene precedentes en las columnas protodóricas egipcias o el capitel cretense. Su concreción definitiva se atribuía a Doros, arquitecto del primitivo templo de Hera en Argos, a través de los siguientes elementos:
1. Un pedestal o krepis, compuesto por tres escalones: estereobato, los inferiores, y estilobato, el superior.
2. Un orden de columnas, sin basa, que arranca directamente del estilobato y está compuesto por un fuste estriado (de aristas vivas) y un capitel con dos elementos principales: un elemento circular, el equino, cuyo tamaño va disminuyendo con el tiempo, y el ábaco, un prisma cuadrangular y liso.
3. El entablamento, compuesto por tres elementos: el arquitrabe o epistilo, cuerpo de vigas lisas perimetrales, sobre el que descansa el peso de la techumbre y que transmite dicho peso a las columnas; el friso, sobre el arquitrabe, se corresponde con el entramado de vigas del techo. Al exterior estaba decorado con triglifos (tres estrías verticales) y metopas. Los primeros se interpretan como la petrificación del corte en sección de las primitivas vigas de madera o simplemente como montantes pétreos que expresan con las estrías verticales su función de soporte vertical; las segundas son placas pétreas destinadas a rellenar los huecos entre triglifos, utilizadas para la decoración con relieves. Y la cornisa es un elemento sobresaliente a modo de pequeño alero que protegía las decoraciones relivarias.
4. El tejado, a doble vertiente, dejaba en su frente un espacio triangular o frontón, cuya parte interna, el tímpano, solía estar decorada con esculturas alusivas a los dioses.
El orden dórico se desarrolló y extendió desde fines del s. VII aC. por toda Grecia Continental y las colonias del Mediterráneo: Sicilia y Magna Grecia, donde fue evolucionando desde su primitivo aspecto achaparrado hacia soluciones más equilibradas, a través de la reducción del diámetro del fuste, la modificación de los intercolumnios e incluso correcciones ópticas de gran sofisticación. El conjunto arquitectónico debe imaginarse estucado y policromado, siendo los colores preferidos el rojo (para destacar los elementos horizontales) y el azul (para los verticales).

El orden jónico nació y fue característico de las islas y costas de Jonia (Asia Menor), donde alcanzó su mayor monumentalidad y difusión. Se trata de un orden de inspiración naturalista con el que, según Vitruvio (arquitecto romano del s. IdC), se intentaba plasmar la suavidad y belleza del cuerpo femenino. Lo cierto es que en Egipto, Mesopotamia y Palestina existieron antecedentes del capitel con volutas, por lo que, al igual que en caso del orden dórico, debemos considerar una cierta influencia externa. No presenta en su planta y krepis diferencias significativas respecto al dórico, pero sí en la configuración de los elementos de sus columnas y entablamento. Así, las columnas jónicas, más esbeltas que las dóricas, no arrancan directamente del estilobato, sino que apoyan sobre una basa moldurada. El fuste jónico es acanalado (con aristas muertas o planas). Y el capitel está coronado por dos espirales enfrentadas, denominadas volutas. El arquitrabe jónico está dividido en tres bandas horizontales o fasciae, el friso presenta una decoración continua de relieves y la cornisa suele ser más pronunciada.En general, el jónico se caracteriza por sus esbeltas proporciones, su riqueza decorativa y la supresión de los severos cánones del dórico.
Fue empleado preferentemente en las costas de Anatolia, pero también se construyeron notables edificios jónicos en la Grecia continental e incluso en Atenas, como expresión reivindicativa de su pasado jonio.

El orden corintio –el último en aparecer- es en realidad una variante ornamental del anterior, del que sólo se distingue por sus dimensiones más esbeltas y por la utilización de un capitel conformado por dos filas de hojas de acanto superpuestas y unas pequeñas volutas en las esquinas. La tradición supone su invención a un famoso orfebre, Kalímaco, natural de la ciudad de Corinto y discípulo de Fidias. Su uso se remonta a la época clásica en el Peloponeso y Atenas, sin embargo alcanzó su mayor desarrollo en época helenística y romana.La acrópolis de Atenas.


La sistematización definitiva de los órdenes y la culminación del clasicismo en la arquitectura debe asociarse a la figura de Pericles y a las obras para el embellecimiento de la zona más noble de la ciudad de Atenas:

LA ACRÓPOLIS.Gracias al prestigio político obtenido con la victoria sobre los persas (confirmada por la paz de Calias de 449 aC.) y al control económico del tesoro y los tributos de sus aliados, Pericles desarrolla un programa de reconstrucción de la Acrópolis –arrasada durante la guerra- llamado a convertirse en el modelo de la nueva Grecia y en la culminación de la serenidad y emoción contenidas como reflejo de la plenitud interior que es el clasicismo. Para el embellecimiento de la Acrópolis, Pericles contó con el talento del escultor Fidias, al que nombró inspector de todas las obras (epískopos panton), y con la colaboración de los mejores arquitectos de la época: Ictino, Calícrates y Mnésicles.
Los dos primeros fueron los autores de la construcción más emblemática de la cultura griega: El Partenón, entre el 447 y el 438 aC., dedicado a la diosa Atenea Párthenos (Atenea virgen), como símbolo inequívoco del imperialismo ateniense. Es un templo dórico octástilo y períptero. Tanto en su estructura como en sus detalles ornamentales se aprecian influjos de las corrientes jónicas (Atenas había sido habitada por los jonios, algo de lo cual los atenienses se sentían orgullosos por diferenciarlos de las demás polis del continente), así como una constante preocupación por los efectos ópticos y de perspectiva que se plasmaron en la curvatura de los elementos horizontales, la inclinación de los verticales y el aumento del volumen de las columnas exteriores, innovaciones técnicas que confieren al conjunto una sorprendente impresión de armonía y plasticidad.Su cella, cuya altura alcanzó los 19m. estaba dividida en forma de U por una fila continua de dobles columnas dóricas superpuestas que creaban el escenario propicio para el depósito de la colosal imagen criselefantina de la diosa Atenea, una de las obras más famosas de Fidias y de toda la Antigüedad. Tras ésta, y sin comunicación interior se situaba el opistódomos, la cámara de las doncellas (estancia que originalmente recibió la denominación de partenón), con cuatro columnas jónicas en su interior y destinado a albergar los exvotos del templo y el tesoro de las polis aliadas.La columnata exterior, de 10m. de altura, soportaba un entablamento al modo dórico, cuyas metopas estaban decoradas con temas de la gigantomaquía (friso oriental), la amazonomaquia (el occidental), la Guerra de Troya (el septentrional) y la centauromaquia (el meridional). Por su parte, el friso que ciñe los muros interiores de la cella –rasgo de inspiración jónica- se decoró con la procesión de las panateneas, fiestas quinquenales celebradas en honor de la diosa y en las que participaba todo el pueblo ateniense. Para la decoración de los frontones se eligieron dos de los temas más significativos de la vida de Atenea. En el oriental, su nacimiento del cerebro de Zeus; en el occidental, su disputa con Poseidón por el dominio del Ática.El Partenón representa la culminación de la arquitectura griega: la simetría, el ritmo, las dimensiones humanas y la proporción (en todo el edificio con un ritmo 4:9 de evocación aúrea), están aquí llevados a su máxima perfección.
Un año después de la conclusión del Partenón se inicia la construcción de los Propileos (437-433 aC.), la entrada monumental de la Acrópolis, concebida con la magnificencia que merecía tan noble recinto. Fue construido por Mnésikles en mármol pentélico y mármol azulado de Eleusis, con el fin de realzar las líneas arquitectónicas. Estructuralmente respondía a una tradicional forma en “H” ya presente en algunos edificios micénicos, con un cuerpo central y dos alas laterales simétricas. Sus dos frentes se concibieron como fachadas de templos hexástilos, con el intercolumnio central más ancho para favorecer el acceso desde la calzada que ascendía desde el ágora; de los edificios laterales se completó sólo el ala norte, que fue dedicada a pinacoteca.
Poco más tarde y después de superar una serie de problemas relacionados con la terminación de las obras de los Propileos y el estallido de la Guerra del Peloponeso, se construye el pequeño ( 8,27 X 5,44m.) templo de Atenea Niké (Atenea victoriosa), conocido también como el templo de la Niké Aptera (Victoria sin alas), para significar que el genio caprichoso de la victoria nunca abandonaría a la polis ateniense. Se retomaba así un viejo proyecto de Calícrates que fue abandonado por la construcción del Partenón. Está construido en mármol pentélico, es de orden jónico, tetrástilo y anfipróstilo. Además, situado en el baluarte de entrada al recinto acropolitano, era un símbolo más de la herencia jonia de la ciudad. Fue inaugurado en el 421aC., coincidiendo con la paz de Nicias y ocho años después de la muerte de Pericles.
También en el 421 aC comienza la construcción del último gran templo de la Acrópolis: el Erecteion (421-406 aC.), atribuido a Mnésikles por lo delicado de su estilo. Es, sin duda, el más complejo, por tener que salvar importantes desniveles que no podían ser modificados debido al simbolismo religioso del terreno y porque debía servir para venerar a las divinidades y héroes que tenían algo que ver con Atenas: Atenea, Poseidón, Erecteo, Cecrops, Erictonio, etc. Además, se construyó en orden jónico para rivalizar con el próximo Partenón. El edificio se concebía como un templo tradicional de planta rectangular y orientado de Este a Oeste, aunque con tres pórticos, cada uno situado a distinto nivel, por exigencias del terreno y por respeto a los puntos que eran motivo de veneración. El inferior, al norte, es un pórtico tetrástilo que conduce al santuario de Poseidón-Erecteo, donde el dios había golpeado la roca con su tridente y donde tenían lugar ancestrales cultos a la tierra. La parte oriental, sensiblemente más elevada, presentaba un pórtico hexástilo y se dedicaba a la Atenea polías (Atenea ciudadana). Hacia el sur, frente al Partenón, se elevaba un tercer pórtico, en realidad una tribuna-balconada sustentada por seis cariátides (estatuas-columna femeninas) atribuidas al escultor Alcamenes, discípulo de Fidias. En el lado occidental se repitió, sobre un alto muro, la disposición del oriental, con columnas adosadas.La distribución interior sigue siendo motivo de dudas, aunque, condicionada por sus tres pórticos, presentaría también una gran singularidad favorecida por el valor autóctono que se le pretendía otorgar.El orden jónico alcanzó en este edificio su más alta expresión, siendo muy imitado en épocas posteriores. Frente a la elegante sencillez del Partenón, el Erecteión aporta una mayor riqueza y variedad decorativa que anticipa la arquitectura del s. IV aC.

La arquitectura del siglo IV. El teatro. Durante el siglo IV aC. la arquitectura griega va perdiendo el equilibrio clasicista, como consecuencia de la crisis ideológica que había supuesto la Guerra del Peloponeso, al tiempo que ampliando el repertorio constructivo, convirtiéndose en un antecedente de la arquitectura de la etapa helenística.Desde el punto de vista templario destacan los grandes edificios jónicos de Asia Menor en las ciudades de Priene y Sardes, del mismo modo que aparecen nuevos modelos como los Tholos –templos circulares-, entre los que destacan los de Marmaria en Delfos, Olimpia y Epidauro.El tholos se convierte también en modelo para monumentos conmemorativos, tal es el caso de la Linterna de Lisícrates, erigido en Atenas como premio a un certamen musical y una de las primeras construcciones conservadas en la que se emplea el capitel corintio.De esta época son también los grandes teatros griegos, como el de Dionisos, en la falda de la Acrópolis ateniense, y el de Epidauro. La tragedia era para los griegos la manifestación literaria más importante, formando parte fundamental de sus vidas los certámenes literarios, celebrados en un principio en las hondonadas entre varias colinas. El crecimiento de las polis y las nuevas necesidades de las representaciones derivaron hacia la creación de edificios estables que guardaban alguna relación con aquellos primitivos espacios: así se trazaban siempre en las laderas de las colinas, aprovechadas para el diseño de un graderío o theatrón (cávea, en latín) ultrasemicircular, que definía un espacio circular: la orchestra circular, donde se sitúa el coro y los danzantes, y detrás de la cual se coloca el escenario o skené. El teatro es ejemplo del desarrollo urbanístico y social de las polis griegas, que influira decisivamente en sus conquistadores (Roma).

martes, 4 de octubre de 2011

GRECIA, CREADORA DEL LENGUAJE CLÁSICO. PRINCIPALES MANIFESTACIONES.

El arte griego es la expresión estética de una civilización que rompe con las formas tradicionales del pensamiento mítico, iniciando el camino hacia la racionalidad que solemos considerar como el soporte de nuestra propia civilización. Desde esa racionalidad, la belleza deja de ser algo abstracto y se concibe como un sistema de medidas y proporciones en el cual el hombre se convierte en referente principal.
A pesar de ello, el arte griego no es totalmente original: Egipto, Mesopotamia y las civilizaciones prehelénicas (cretense y micénica) le prestaron buena parte de sus viejas fórmulas plásticas; la innovación del artista griego residió en reinterpretarlas desde la reflexión, el antropomorfismo y su marco social: la polis, los sistemas de gobierno de éstas y una religión menos dogmática y más libre.

Algunos rasgos del arte griego.

Como ya dijimos, el arte griego, en mayor medida que las manifestaciones artísticas anteriores, está directamente vinculado a su sociedad. Por eso, va más allá de los aspectos puramente religiosos, funerarios o palaciegos, siendo expresión de una realidad plural –ideológica y formal- muy compleja. Sus aspectos más característicos son:

a) La dualidad entre el Pathos (caos) y el Ethos (orden). El primero representado por las divinidades míticas y el segundo por el hombre que es capaz de racionalizar sus actuaciones (logos). La tendencia debe ser superar el caos para conseguir el orden.
b) El orden se entiende como base del ideal de belleza espiritual: “la medida y la proporción realizan en todas partes la belleza y la virtud” (PLATÓN. Fitebo). Y se concreta en los siguientes conceptos: symmetria, rhythmos (proporción), armonía y equilibrio.

c) Estos conceptos deben ser aplicados por la lógica humana. El hombre se convierte en la medida de todas las cosas (antropocentrismo). La lógica impone que todas las formas sean analizadas a partir de sus componentes siguiendo un criterio matemático (pitagorismo).
d) Con ello se consigue representar lo específico a la luz de lo genérico, es decir, buscar las formas esenciales, prescindiendo de los errores que comporta la naturaleza. A pesar de ello se es consciente de la imposibilidad de conseguirlo en su totalidad debido al carácter técnico de los oficios artísticos.

domingo, 2 de octubre de 2011

Comentario de Imagen: EL PARTENÓN.







La imagen que comentamos es una arquitectura de tipo adintelado y planta longitudinal; de carácter religioso y realizada en sillería de mármol. Es característica de la Grecia antigua, cuya cultura se desarrolló a lo largo del primer milenio aC. aproximadamente.

Se trata de un templo de orden dórico, con columnas sin basa, fuste estriado y capitel con ábaco y equino; el entablamento presenta un arquitrabe liso y un friso dividido en metopas y triglifos, protegidos por una cornisa que sustenta un tejado a dos aguas en cuya fachada principal se desarrolla un frontón triangular decorado con esculturas alegóricas. Tipológicamente, por el número de columnas en fachada, es octástilo (ocho columnas) y, por la disposición de las mismas, períptero (su perímetro está rodeado por una fila de columnas).

El templo era el edificio más emblemático de la Grecia clásica, pues la religión constituía uno de los pilares básicos de la conciencia cultural helena. Su función difiere bastante de los edificios religiosos actuales, ya que no se entendía como un lugar de reunión u oración, sino como el recinto depositario de la escultura y la llama del dios a quien se consagraba. Los fieles acudían en procesión periódicamente a realizar sus ofrendas, que eran recibidas por las sacerdotisas cuidadoras del templo en el exterior del mismo y allí tenían lugar las ceremonias litúrgicas. Es por eso que su emplazamiento coincide con lugares emblemáticos desde el punto de vista histórico o paisajístico y que se encontraban casi siempre dentro de un espacio sacralizado mayor, denominado themenos.

La estructura de este tipo de edificios se sistematizó ya desde época arcaica, teniendo su precedente más inmediato en el mégaron micénico, una construcción que hacía las veces de recinto donde se administraba el poder civil y religioso. Estaba constituido por un recinto rectangular denominado cella o naos, en uno de cuyos laterales menores –situado hacia el este- se abría el pórtico de acceso o pronaos. Con el tiempo se fueron añadiendo estancias interiores como el opistodomos, lugar donde se guardaba el tesoro del templo, y columnas al exterior, hasta rodear completamente el perímetro de la cella.

La fotografía nos muestra el Partenón de Atenas, el templo más célebre de la cultura clásica, consagrado a la Atenea Virgen. Fue mandado construir por Pericles, el instaurador de la democracia ateniense, como parte de la reconstrucción de la Acrópolis de Atenas tras el saqueo llevado a cabo por los persas durante las Guerras Médicas. Sus arquitectos fueron Ictinos y Kalícrates, quienes lo erigieron entre -447 y -438; su decoración corrió a cargo de Fidias y su taller, que adornaron el templo con frontones alusivos a la vida de Atenea y las metopas con escenas referidas al triunfo de la razón sobre el caos (amazonomaquia, gigantomaquia, centauromaquia y la Guerra de Troya). El interior de la cella está recorrido por el célebre friso de las Panateneas, de inspiración jónica en alusión a la pretendida fundación de la ciudad por los jonios.
El Partenón está considerado como el paradigma de la arquitectura de la antigüedad por su equilibrio, armonía y perfección, que coinciden con el prototipo de belleza clásico, basado en la proporcionalidad matemática asociada al hombre y la naturaleza. Para conseguirlo se emplearon correcciones ópticas en algunos de sus elementos que intentaban superar las imperfecciones de la retina humana y alcanzar el modelo ideal de belleza.