La imagen que comentamos es una arquitectura griega. Se observa que tiene un carácter adintelado, realizada en mármol de sillería y de planta longitudinal. Tiene una función religiosa y conmemorativa. Es característica del arte griego que se desarrolla en el ámbito mediterráneo en el primer milenio a.C.
Tiene forma de U invertida tras la que se abre un pórtico corticado. En el centro se dispone un altar para el fuego sagrado. Se erige sobre un crepidoma sobre elevado y un pódium sobredimensionado a modo de dos grandes antes que nos abrazan en los dos extremos de la fachada, y definen un espacio central presidido por una escalinata monumental. El edificio se corona con un peristilo de orden jónico sobre el que monta un entablamento compuesto por arquitrabe y cornisa, por ello que el friso se convierte en elemento primordial en la decoración del zócalo y en el propósito del monumento. Esta circunstancia, es decir, la subversión del orden y la tipología del edificio no remite directamente al periodo Helenístico.
Este tipo de altares tienen un precedente en los centros solares persas, construcciones muy simples limitadas por un pequeño muro perimetral y en cuya parte central se situaba el altar de sacrificios a cielo abierto. La proximidad con el mundo persa debió haber influido en los arquitectos helenísticos, quienes además al no tratarse de un templo en sentido estricto pudieron experimentar con formas y utilización de elementos de los órdenes clásicos de manera muy libre. Este hecho, se advierte en particular en el friso decorativo que bordea el zócalo del monumento y que constituye una verdadera propuesta iconográfica con la presentación en alto relieve de la Gigantomaquia, la lucha entre dioses y gigantes, que no es otra cosa que un trasfondo entre el orden y el caos por el dominio del mundo.
El edificio es el altar de Zeus en Pérgamo construido bajo el reinado de Eumenes II en el siglo II a. C. en conmemoración de su victoria sobre los pueblos gálatas. En este sentido, el friso aludido se convierte en una metáfora de la citada guerra y el monarca se identifica así con los propios dioses triunfantes. El altar de Zeus ha tenido secuelas posteriores en distintas épocas, cabe mencionar por ejemplo el monumento funerario a Víctor Manuel II rey de Italia erigido en el siglo XIX.
En la actualidad se conserva en el museo de Pérgamo en Berlín.
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